¿Por qué deberías ver 'The Studio' si no te la estás inoculando ya?

Puede que 'The Office' y 'Hacks' nos hayan suministrado la dosis perfecta de risas a granel que necesitábamos, pero parece que hay nueva chica en la oficina y viene arrasando. ¡Tiembla Hollywood! Los Emmys han sido los primeros en caer. 

La ficción de comedia de Apple TV+ consigue alzarse con nada más y nada menos que 13 Emmys en la pasada edición de los premios de la televisión, celebrada en el Peacock Theatre de Los Ángeles. 13 galardones de las 23 nominaciones que presentaba como credenciales frente a un público que solo recordaba cómo The White Lotus o The Bear conseguían igualarle la proeza. 

Una desternillante sátira de ese Hollywood del que aún nos siguen interesando sus entresijos y cuyas entrañas expuestas de un modo mordaz y aderezadas con el rocambolesco e interesado baile entre lo puramente económico y la creatividad más artística están en boca de todos porque la historia de Matt Remick engancha a la primera. 

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Un Remick intrpretado por un Seth Rogen en estado de pura gracia, valga la redundancia, que llega a los Continental Studios (cualquier similitud con la realidad está totalmente buscada) con la intención de hacer buenas películas, películas que se recuerden y marquen época y trabajar con los más grandes nombres de su amado cine, pero que pronto se las tiene que ver con Bryan Cranston, su jefe, que prioriza lo comercial a lo propiamente artístico, arruinando toda las películas, a las que en el fondo ama. 

Un contínuo toma y daca en el que todas las piezas de este ajedrez en streaming (tras el que encontramos la dirección y guion del propio Seth Rogen y de Evan Goldberg, y su pequeña productora Point Grey Pictures) saben cómo moverse para lograr el mejor movimiento, mientras el ritmo, los diálogos, los actores y esos cameos en la era del meme diseñados para la perfección logran con un público cada vez más exigente y más dificil de entretener, de hacer reír. Un respetable que ya no aguanta la mirada si no es por algo que merezca la pena, pero que gracias a los planos secuencia y a la dirección endiabladamente actual de cada uno de los capítulos de 30 minutos (45 el primero) consigue que el espectador no solo no aburra, sino que se ría a carcajadas con esas bambalinas tan bien representadas, serie viva que comienza su reinado. 

 

Texto_ Bru Romero