como supuesto asesino del director ejecutivo de la compañía aseguradora americana United Healthcare ha situado en un brete a la opinión pública yankee (y mundial) y dado alas a esos guionistas de Hollywood en busca de una escandalosa (y muy morbosa) historia que contar.
Quién le iba a decir al guapo de Luigi Mangione que de ser uno de los estudiantes más avanzados de la clase, alumno de una de esas universidades que conforman la elitista Ivy League y todo un coco para la tecnología y el desarrollo de videojuegos, acabaría en el punto de mira por, supuestamente, pegarle varios tiros a Brian Thompson, consejero delegado de la controvertida UnitedHealthcare cuando salía del Hilton del neoyorquino Midtown.
Un brutal acontecimiento que ha provocado que la fiscalía acuse a Mangione de un crimen totalmente planeado, lo que podría llevarle a enfrentarse a cadena perpetua. Una decisión que más allá de contar con el apoyo de una opinión pública al 100%, sorprende porque la ha dividido ya que muchos ven en Mangione un héroe, a pesar de las maneras. Y es que en un país con el sistema de atención médica más caro del mundo, pero donde, sin embargo, la esperanza de vida de un estadounidense ocupa el puesto 42 en el mundo, los ánimos están tan caldeados/exaltados que Mangione se ha erigido como una especie de Robin Hood para un segmento de la población que ya ha dicho basta. Y, ¡vaya Robin Hood!
Porque todos somos conscientes (y si no, hágaselo mirar), que el que Mangione sea un tío guaperas, con cuerpazo y una penetrante mirada de semental italiano añade una carga de lo más morbosa a una ecuación asesina que se sexualiza. Unos pensamientos que se descontrolan, pero que acompañan a una absoluta frustración acumulada durante décadas años de reclamaciones denegadas y falta de atención adecuada que, de unas formas nada correctas, ha puesto el buenorro de Mangione sobre el tablero.
Un aplaudido, por muchos, adalid de esa rabia contenida al ver cómo las prácticas abusivas de las compañías de seguros en Estados Unidos, donde la salud está completamente privatizada, son el pan nuestro de cada día, y son muchos los que sienten desatendidos, despojados de sus derechos en un sistema que prioriza la cuenta corriente frente al bienestar del paciente, y que Mangione ha vivido en sus propias carnes.
Según investigaciones, Mangione sufría un dolor de espalda crónico que, tiempo después, fue diagnosticado como espondilolistesis (cuando una vértebra se desliza sobre otra causando un irrefrenable dolor que impide llevar una vida normal). En 2022, se sometió a una cirugía de columna, para intentar paliar el terrible sufrimiento, pero el resultado no fue el esperado. Esto le sumió en una depresión que le alejó de su familia y amigos e, incapaz de llevar una vida social normal (incluso sexual), se aisló. Un tiempo que le llevó a plasmar de manera manuscrita su descontento e ira frente a esa sanidad pública inexistente y a la industria sanitaria que sigue llenando las arcas sin miramiento ni interés de cambiar. De ahí que, junto al cuerpo de Thompson se encontraran una serie de balas con las palabras “defender”, “negar” y “deponer”, en relación a las estrategias tomadas por las aseguradoras frente a sus clientes.
Un asesinato que más que un crimen parece toda una hazaña frente a las prácticas abusivas, el supuesto crimen de un chico guapo de buena familia que ha viralizado de la manera más macabra y ya ha dado argumentos a Anonymous Content y Jigsaw Productions, de Alex Gibney, y al productor Stephen Robert Morse (en Netflix lo está petando) para desarrollar dos proyectos sobre lo sucedido. Ryan Murphy no nos falles. El juicio paralelo ha comenzado, ¡uf, Samur!
Texto: Bru Romero
Foto portada (Luigi con el mono de preso): Jeff Swensen/Getty Images.