Los periodos de Abramović

Hay artistas y luego está Marina Abramović, de ahí que no podamos resistirnos a la nueva expo que le dedican en la ciudad de Su Graciosa Majestad. 

Sí, Londres. Muy bueno en el Trivial. La capital del Reino Unido celebra, una vez más, la autenticidad de la artista serbia con una exhibición que reinventa el «Periodo Azul» y el «Periodo Rojo» de la artista conceptual, convirtiéndolos en singulares obras que exponer, nada más y nada menos que una serie de 1200 fotogramas fotográficos individuales que admirar. 

Un íntimo y muy peculiar encuentro con la artista en dos de sus etapas más reconocidas que, al igual que con Picasso o Matisse, marrcaron un antes y un después a la hora de entender el interesante trabajo de la "madrina del arte de la performance", como siempre le ha gustado presentarse. 

Un acierto de la galería Saatchi Yates, de Londres, que ahonda en el interés (u obsesión) de Abramović por explorar los extremos de la emoción humana, la resistencia física y el poder simbólico del color, en primer plano y puro monocromo. Una deliciosa conexión con el vibrante trabajo de la artista que durante toda su carrera se ha afanado por hacernos reflexionar sobre la vulnerabilidad del ser humano, su brutal poderío, así como las incoherencias que, en el camino, van aflorando de él. 

Marina Abramovic Saatchi Yates 01

Una nueva exploración que inspira y nos sirve de espejo en el que mirarnos, mientras Abramović mira con descaro, se insinúa, llora y se exaspera, sufre, advierte, señala, se fatiga e intenta ocultarse del excrutadora mirada del espectador que provoca que pierda su anonimato. Esas luces rojas y azules, azules y rojas que evocan más que tiñen momentos de nuestra memoria o recuerdos que vuelven a aflorar. 

Apatía, sinceridad, saliva que brilla y ojos que se nos clavan, mientras nos adentramos en una coreografía visceral tan incomodida como sexual, tan enérgica como carente de ese soplo que nos hace seguir pa'lante. Una puesta en evidencia de ese ser humano que se siente, muchas veces, por encima del bien y del mal, para el que estas obras de Abramović suponen un verdadero revulsivo que pone a prueba los límites del cuerpo en busca de la trascendencia.

Una nueva excusa para intectuar con su arte, que lo envuelve todo, abriendo un nuevo camino, un nuevo agujero por donde entra una luz que no te dejará de acompañar por intensita desde la quietud. 

Desde el 1 de octubre al 9 de noviembre.

Texto_Bru Romero