Y es que el que vale... vale, y si no solo hace falta ver el biopic que el director James Mangold acaba de estrenar con Timothée Chalamet como un Bob Dylan en ciernes y a punto de convertirse en icono folk para los anales musicales. Un verdadero disfrute para los cinéfilos rendidos a las buenas películas y a esos actores que, como Chalamet, son el principal acttivo de una profesión que aún nos engancha.
Un trabajo que tras sus buenas críticas y una campaña de lo más extenuante va recogiendo sus frutos, pues el Sindicato de Actores (SAG) de Hollywood acaba de premiarle como mejor actor por 'A Complete Unknown'. Así, las alarmas se han encendido, pues la próxima gala de premios cinematográficos no es otra que la de los Oscar, y este primer gran premio por su papel de Dylan, parece que le puede dar algo de ventaja frente a Colman ('Sing Sing'), Ralph Fiennes ('Cónclave'), Sebastian Stan ('The Apprentice. La historia de Trump') o, el favorito, Adrien Brody por 'The Brutalist'.
Una buena palmadita en la espalda y gran ovación del respetable a un Chalamet que agradecía el premio (con su look de Chrome Hearts y corbata de 'bolo' de Cartier), mientras se acordaba de todos esos grandes que le inspiran como Daniel Day-Lewis, Marlon Brando, Viola Davis, Michael Jordan o Michael Phelps, por los que sigue buscando la grandeza para convertirse en uno más de ellos. Un paso más en su evolución actoral, calzado en las botas de cuero del rey del folk americano; cinco años y medio de la vida de Chalamet que ayer fueron recompensados. ¡Mucha mierda, Timmy!