Porque si ya complicada es la vida, como para que existan personas que la compliquen aún más. Una intolerancia que deberíamos alejar todo lo posible (y más allá), y que gracias a proyectos como el del artista audiovisual Charlie Smits (¡eres un crack!) nos vuelven a reconectar con el ser humano, con esas personas cargadas de bien que desde sus disciplinas logran poner ese granito de arena que, en definitiva, no es granito sino grano superlativo.
Con estos mimbres, y la mirada puesta en aquellas personas que por su orientación sexual han sido apartadas del núcleo familiar y abandonadas a su suerte, el artista mallorquín se significa con un puñao' de camisetas solidarias cuyos beneficios (¡el 100%!) servirán para echar un cable a esos jóvenes cuyas familias han renegado de ellos, en sus centros educativos les han marginado y están en una situación absoluta de exclusión social.
Unas camis en colaboración con la Fundación Eddy-G, un verdadero escudo contra toda maldad e insultos que hacen mella y van minando la ya de por sí débil seguridad de estos jóvenes que lo único que quieren es vivir sin el azote del odio sobre sus nucas.
Una bonita declaración de intenciones hecha camiseta para crear hogar, gracias al inestimable soporte que supone la implicación de la Fundación Eddy-G, que organiza una residencia temporal para todas aquellas jóvenes víctimas que sueñan con un amparo que no les juzga ni coarta su libertad de ser lo que quieran ser, mientras encuentran la seguridad de un techo, la seguridad de estar en un lugar seguro.
Una prenda de lo más arty que resume todo lo que a Smits le interesa de esta vida, mientras en sus mundos de fantasía a todo color sigue encontrando la respuesta a los grandes problemas a los que se enfrenta el colectivo, ese lugar para el descanso donde resetear, coger fuerzas, curar cabecitas y sentirse comprendido, que salva más vidas de las que pudiéramos imaginar. Gracias por crear este nuevo refugio, Charlie.
