Aitor Saraiba
«Vivo en el bosque, me caliento con leña y coso, leo, dibujo y paseo entre los robles esperando la manifestación de seres elementales»
Si la sensibilidad no supiéramos explicarla con palabras, bien nos valdría mostrar cualquiera de las obras de este toledano. Y es que el mimo y cariño que imprime en cada dibujo, cerámica, pintura, fotografía, poemario, novela o documental es tal, que es complicado resistirse a la revolución que Saraiba lleva liderando desde hace décadas. Una artista que desde su casa de piedra en mitad del bosque y bebiendo del arroyo (no es broma) ha encontrado su camino y ha sabido marcar los ritmos de un mundo cada vez más loco, más exigente y en el que no da tiempo a que valoremos nada. Un respiro entre tanto frenesí, que entre el dibujo y el arte textil le ha permitido hacerse con una entregada legión de admiradores y marcas que se pirran por colaborar con él. Pero para él, que se lo rifen Gucci o Sisley nada cambia la paz que sigue encontrando en lo manual como estilo de vida y en la sostenibilidad como lucha artística que lleva librando desde antes, incluso, de que comenzara a colaborar con el Centro Cerámico Talavera. Un currante que, entre lápices y agujas, hoy sigue narrando historias sin irse muy lejos, pues todo lo que necesitamos para triunfar aquí y allá, seguramente, lo tengamos al alcance de la mano. Ya luego llegarán los likes.
Carlos Martín-Moreno
«El uso de color es para mí como una terapia. Me ayuda a hablar de una forma que sin él no podría expresar»
Qué bonito sería revisar aquellas viejas cintas VHS donde salía un jovencín Carlos entre folios y colores. Unos inicios que, sin él pretenderlo, marcarían la carrera de este pintor y artista visual (para qué quedarnos solo con una si se merece la dos) ciudadrealeño de nacimiento, pero afincado en Madrid, que unas cuantas décadas después sigue disfrutando del dibujo y la pintura en su más variada expresión. De este modo, y cargado con una mochila que le inspira a cada trazo, Carlos Martín-Moreno ha conseguido dominar el retrato como pocos, cuidando el componente estético con ojo de buen cubero e insuflando a cada obra de esa tristeza, rabia, amor, sexo, sentimiento de pérdida de un ser querido o de la propia identidad, que todos hemos vivido en alguna ocasión y que a Martín-Moreno le ha servido para seguir experimentando con pinceles o iPad. Óleos que consiguen captar el aspecto más homoerótico de nuestros días, como ya hiciera el valdepeñero Gregorio Prieto (Ciudad Real debe tener un germen especial) y aquellas pinturas en las que empleó simbolismo y alegoría para expresar su identidad homosexual. Un testigo que Martín- Moreno recoge y sabe mejorar más allá de las sensaciones que nos despiertan el día a día o una deliciosa jornada de cruising, que él resalta a golpe de flúor.
Sergio Dosal
«Moza dominguera nun quier lunes»
Todos hemos usado manteles como lienzos en blanco para dar rienda suelta a nuestras fantasías. Lo hacía hasta Picasso. La diferencia es que lo nuestro quedó como traviesa anécdota, frente a la mirada circunspecta de nuestro abuelo, y lo de Sergio Dosal (también por las paredes de casa de sus padres) se ha convertido en salvoconducto para una vida dedicada al arte. Una profesión que el artista langreano ha virado hacia la ilustración, después de estudiar teatro y trabajar como director de escena en Londres, y con la que ha recogido frutos en Barcelona. Allí, entre formas geométricas, colores y figuras, Dosal se lo pasa pipa distorsionando la realidad hasta transformarla en algo más exagerado, con más brillo y, sobre todo, más divertido. Una actividad que lo ha puesto en el punto de mira de firmas como L’Oréal, Pull&Bear, Santa Living, Puru Remangu; medios como Cosmo TV; plataformas como Filmin o el Ayuntamiento de Madrid, que han apostado por este caballo ganador que inauguró la pasada primavera su expo «Good Weather Still Life», para mayor gloria del buen tiempo y esas sobremesas con amigos. Donde querríamos estar, ahora mismo, con Dosal garabateando sobre el mantel mientras escanciamos esa sidra buena hecha con las manzanas que el asturiano dibuja para curarse de esa nostalgia de su Asturias, patria, querida.
Texto: Bru Romero
Reportaje de la DEAR 30, la de invierno ;)