Texto_Bru Romero
Si no has visto Sirat, no sabes el placer que te estás perdiendo. Se estrenó el pasado verano y desde entonces no nos hemos recuperado. Premiada por el jurado en Cannes 2025, esta desgarradora cinta de un padre (Sergi López) en busca de su hija, entregada a esas fiestas sin amanecer en recónditos e inhóspitos lugares, brilla en todo su esplendor (cegador) mientras nuestro corazón se va encogiendo hasta casi dejar de latir.
Normal que con esta cinta Laxe haya hecho colapsar al personal, hacérselo sentir muy mal, y al MNCARS ofrecerle la excusa en bandeja de plata para sacarse de la manga 'Bailad como si nadie os viera', una expo dedicada al particula universo cinematográfico de este talento mayúsculo.

Una realidad que duele y quema
Una muestra que, teniendo el recuerdo de Sirat muy presente, también revisita en un interesante ciclo las películas de Laxe, abriendo la programación del Espacio 1, que pone el foco en esos proyectos más arriesgados y novedosos.
Comisariada por Chema González y del 17 de diciembre al 20 de abril de 2026, la expo/instalación nos zambulle de pleno en la manera en que Laxe cuenta sus historias y construye esas poesías visuales tan apoyadas en el sonido como en esos paisajes tan áridos, y de lírica dosificada, como reveladores.
Géneros múltiples que se comunican de muy distintas maneras, pero siempre manteniendo un combo de diálogo vs. experimentaciñon, que son parte de su radical atractivo.
Una carrera que no se acomoda
Porque si algo tiene claro el gallego-francés (sus padres se conocieron bailando en la parisina sala Bataclán), tras cintas como 'Todos sois capitanes' (2010), 'Mimosas' (2016), 'Lo que arde' (2019) o, su última, Sirat (2025) es que en su cine se encuentra su pasión por la realidad, la ficción y esa esencia documental que lo envuelve todo.
Un muy íntimo estilo en el que las imágenes son las primeras que nos asaltan, transgrediendo cualquier norma establecida, a la que Laxe sabe insuflar de espectacularidad. Mientras, su gusto por la espiritualidad nos guía hacia caminos poco explorados, por desconocidos, hacia finos puentes que separan el infierno del paraíso.

Sirat, principio y fin
Partiendo de este particular viaje de encuentro, que acaba siendo todo menos eso (o quizá, sí) y que el MNCARS no se limita a proyectar y ya, se ha diseñado y dado forma una sala de paso, entendida como instalación en sí, para dar la sensación de que obra marco se difuminan porque son uno. Así la elegida por la Academia de Cine de España para representarnos en la próxima edición de los Oscar, queda expuesta al público para que se enfrente a él desde el lenguaje, el sonido y las imágenes que no ceden su perfil más híbrido ni en poética social. Espacio que despierta al dormido, abre diálogos y crea nuevos horizontes donde se pone de manifiesto que para seguir creciendo y evolucionando no se debe dejar de experimentar.
Una apuesta y meta que el museo hace suya para demostrar que las pinacotecas son lugares vivos, llenos de historias que no solo se deben compartir, sino que deben golpear fuerte para alertarnos de los nuevos compromisos de esta sociedad, que cada vez mira menos para otro lado. ¡No se la pierdan!