Porque es que con tan solo echar un ojo a su propuesta, nos hemos puesto en modo primavera/verano sin esfuerzo. Y todo gracias al talento y disposición del joven diseñador Alain Paul, un hongkonés con mucho estilo para el textil y una disposición muy francesa para dotar de gran sofisticación a sus prendas.




Un exbailarín que lo dejó todo por el mundo de la moda, pero añadiendo el rigor y detallismo de una diciplina artística que le corre por las venas. Así, tras recibir el premio LVMH (entre otras tantas ovaciones), Paul se sube a la última edición de la Paris Fashion Week para recordarnos que aquel espíritu radiante de su primer show, en octubre del 23, sigue impregnando cada una de sus nuevas salidas sobre la pasarela.
Una delicia visual que nos enfrenta al interés de Paul por esa idea de prepararse para el día y enfrentarse al mood que nos recorra por el cuerpo. Looks que suponen una lluvia de ideas como las que surgen al no saber qué ponerse, dejando todo el armario al retortero. Una oportunidad de acecarse a la sensibilidad de este diseñador que se toma la vida como en juicio constante y nuestros estilismos, la oportunidad para brillar. La vulnerabilidad del día, la práctica del buen vestir que mejorar a cada paso.
Texto_Bru Romero