Por eso no nos sorprende que otras que mantienen a sus diseñadores creativos durante décadas, aunque sea de manera figurativa mientras tiran de «diseñadores invitados» para dirigir el cotarro, abracen colaboraciones como un efectivo lavado de cara para atraer, de nuevo, las miradas, y no dejarle todo el peso de la herencia fashionista de la firma que sea al relevo. Nicolas di Felice sabe de lo que hablamos.
Así, a diseñadores como Chitose Abe, Glenn Martins, Olivier Rousteing y Julien Dossena se les suma di Felice, el diseñador belga que, ayudado por Nicolas Ghesquière, aprendió escuela en Dior y en Louis Vuitton antes de desembarcar en Courrèges.
Una muesca en el revólver de este diseñador que dispara alto y que consigue, dada su contancia, meticulosidad y finura y delicadeza a la hora de plantear la nueva cara de un Courrèges que veía que se desconectaba de la modernidad actual, hacerse con los mandos temporales de Jean Paul Gaultier para diseñar su Alta Costura.
Una noticia que ha dejado a di Felice «realmente emocionado y honrado», según sus redes sociales, y a nosotros con ganas de ver lo que está por llegar, que parece demasiado bueno. ¿Será capaz de yuxtaponer su minimalismo a la opulencia y exuberancia de Gaultier? Parece que el diseñador francés lo tiene muy claro, pues lo ha elegido para ver de lo que es capaz. Saldrá victorioso, no tenemos dudas. La Paris Haute Couture Fashion Week del próximo junio será la prueba.