Bravissimo, ¿te hace un viajecito?

Con vistas al Paseo de Pintor Rosales y la única obligación de que vayas con apetito, Bravissimo es, sin duda, el viaje que habías dejado pendiente.  

Porque seguramente ya te hayas enterado de que lo que se cuece en Bravissimo es todo un viaje donde la esencia italiana se baña de esas influencias con espíritu viajero que son capaces de completar una experiencia gastro redonda, un trayecto que no te querrás perder. 

Fusión y muy buenos alimentos más allá de la hora punta, con los que su propietario Lapo se encarga de acertar en la diana y seducir al personal, mientras nosotros no podemos por más que acercarnos sin tarjeta de embarque, pues en Bravissimo ya está todo dispuesto. 

Bravissimo 1

Bravissimo 3

Un local dividido en ambientes, según destino, que atrapa al trotamundos a base de una clara apuesta por el talento en cocina y muy buena mano para sorprender sin caer en el fácil atificio, que nunca llena. Un restaurante donde olvidarse de todo, que para eso estás de viaje, entre platos de zamburiñas a la brasa con aguachile del Mediterráneo, flores de alcachofa a la llama napada en provoleta, braviolis de Sophia Loren, canelónes de cochinita pibil con bechamel de queso feta y jalapeños encurtidos y verdaderas idas de cabeza como la de su meloso negro de chipirones y gambón con alioli de chiligarlic, el secreto ibérico a la parrilla sobre falso risotto de sobrasada o un entrecot de vaca madurada con su puré de de Robuchón, que te curarán desde el jetlag a cualquier desamor que, poniendo tierra de por medio, quieras olvidar. 

Su tarta de chocolate con avellana tostada y la de quesos italianos y a seguir volando. 

 

Texto: Bru Romero