Las buenas brasas tienen su particular embajada en el restaurante insignia del W Barcelona, Fire. Desde allí, su chef ejecutivo Stefano Pinna se ha encargado de convertir sus dominios, durante un lustro, en toda una referencia temporada tras temporada, convirtiendo a uno de los hoteles más icónicos de la Ciudad Condal en parada obligatoria.
Un verdadero paraíso para amantes de las buenas carnes y recién iniciados, para los que se acaba de inaugurar la oportunidad de disfrutar de una cocina a dos manos, es decir, una propuesta culinaria diseñada por Pinna y un chef invitado (gritos internos) para cada temporada.
Una primera edición a veinte dedos, cuatro manos, cuatro ojos y dos cabezas pensantes que, hasta finales de junio, contará con Iñaki Gorrotxategi como primer cocinero a batirse en duelo con Pinna.
Su experiencia en restaurantes como Arzak, Izaskun y, ahora, Casa Julián (Tolosa) en culinario compadreo con Pinna para seguir manteniendo el listón igual de alto y las ganas de pasarnos por el W Barcelona a la misma altura.
Una unión parrillera por puro amor a las verduras de proximidad, a las más potentes carnes o a esos sabores marinos que encuentran en el fuego su razón última, y la nuestra para no perdérnosla.
¿Qué podremos tomar? Pues espárragos de Gavà a la parrilla acompañados de espuma de anís estrellado y romesco con helado de almendra tostada y un toque de ajo negro, el puerro del chef Gorrotxategi confitado con queso del Roncal, la sepia con habas y guisantes del Maresme con maíz de origen ecológico y limón confitado con salsa suquet de Pinna o el chuletón madurado de vacuno mayor con los clásicos pimientos del piquillo. ¿Postre, caballero? Una pavlova con mousse de yogur, fresas y merengue seco para poner broche de oro del bueno, y frotarnos las manos por los que está por llegar en ‘Casa Pinna’. Hagan su reserva, DEARs.