A un tiro de piedra de Ronda 14 y con el regusto que nos deja siempre la cocina del chef Mario Céspedes, Cilindro da la bienvenida al comensal con una propuesta que sirve sobre la mesas la más auténtica simbiosis entre las gastronomías de España y de Perú. Un tiro a la diana que en un local a dos alturas consigue embobar al personal con una propuesta tan sugerente como atractiva.
Una puesta en escena que sigue funcionando, como lo sigue haciendo Ronda 14, que nos acerca a un sentir por lo tradicional, por los sabores de horno y leña, pero tocados con una modernidad de lo más sublime.
Un Cilindro que vayas a la hora a la que vayas siempre está de lo más movido, pues ya se ha corrido la voz de lo buenos que están sus platos y del buen servicio que por allí se gastan. Una experiencia gastro que merece la pena ser probada (y no que te la cuenten) y que al ritmo de la versatilidad que Céspedes impone en cocina permite a las recetas peruanas casar a la perfección con la españolas.
Un combo para el éxito que en salidas como sus bao de rabo de toro, las gyozas de langostinos y camarones, su ceviche a la crema de rocoto y aguacate, el sam de pescadito frito con escabeche tipo chorrillana, sus cachopines de ternera con queso de cabra y setas y el el gunkan de huevo trufado o las patatas rellenas de carne guisada by Ronda 14 (necesario guiño) nos hacen temblar de puro gusto y a nuestro paladar gozárselo como hacía tiempo que no se lo gozaba. Si te ofrecen un pisco sour, no lo rechaces. Para qué seguir tomando malas decisiones.