De ahí, que no podamos resistirnos a Mena La Finca, un verdadero oasis donde ser capaz de apagar el móvil y no echarlo de menos. Te apuntas, ¿no?
En Pozuelo de Alarcón y dispuesto para todos aquellos a los que ya se les ha olvidado que estuvieron de vacaciones o para los que se irán en septiembre, nos topamos con Mena La Finca, el último restaurante de La Finca Grand Café, donde comer y beber de matrícula de honor y siempre rodeado de esa beautiful people que da tanto empaque.
1.500 metros cuadrados y dos plantas de puro paraíso, y que según las necesidades del comensal se adapta para que no tengas necesidad de volver pronto a casa. Un restaurante con vistas al lago (artificial, pero lago al fin y al cabo), que te permitirá alargar del pain au chocolat mañanero hasta los brindis de la sobremesa de una cena que no quiere acabar, y que resulta un plan de los más seductor.
Un punto de encuentro de los más disfrutones, de los paladares más exquisitos y los amantes de esas brasas que tanta personalidad imprimen a las mejores materias primas, y a las que en Mena La Finca han sabido situar en su lugar. Desde unas chacinas y salazones al gusto, laterío de Doña Tomasa, brioche de steak tartar de chuleta y mayonesa picante o croquetas de jamón ibérico a un puerro en cinco texturas al horno de leña, unos mejillones al vapor con curry rojo, mejillones al vapor con curry rojo o unos torreznos de cochinillo con patatas revolconas, sin dejar pasar la berenjena asada con parmesano, el salmón a la brasa o la Blue Mena Burger con queso de Cabrales y membrillo, que es sencillamente un acierto
¿Un postrecito? ¡Lemon pie con merengue italiano! y, para rematar, la oda al roscón con nata, porque no querrás esperar hasta la Navidad, ¿no?