Y así lo ha hecho ver en una nueva edición de la Semana de la Moda de París, que nos ha traído otro apoteósico desfile de este israelí ganador del premio Karl Lagerfeld de LVMH. Una nueva propuesta que sigue en la línea las líneas oversize como tendencia absoluta, después de unas cuantas temporadas sin bajarse de la primera línea de armario. Un suma y sigue que nos regala siluetas despegadas del cuerpo lo suficiente para girar cabezas a nuestro paso, y donde el gusto por la sastrería está muy presente.
Reinvención, reinvención y más reinvención para un próximo otoño/invierno que se dibujará al ritmo de trajes cruzados con metros (y metros) de tela de más, cinturas que se ciñen con cinturones realizados con cadenas y piel, para dar una mayor sensación volumétrica, y una clara rendición por la lana, el denim y la piel como tejidos indiscutibles para sobrellevar el frío.
Prendas que, sin perder ese aspecto retro, se drapean al gusto, mientras ese regustillo old money se empieza a percibir en looks tan sofisticados como bohemios. Esttilismos plenamente callejeros y muy urbanos que nos dejan verdaderas obras de arte extil como la biker de mangas abullonados y atractivo desgastado, la excesiva, pero clásica, chaqueta vaquera con borreguito y el típico poncho de lana con flecos convertido en aplique pa abrigos largos o dos piezas que funcionan a la perfección. Normal que estemos deseando ya que llegue septiembre.
