De la misma manera que la vista se cultiva, el paladar se educa, por eso llega un momento en el que no todo vale. De ahí, que al cruzar la entrada de Xipe nos demos cuenta que el momento ha llegado, que el verdadero disfrute nos lo hemos ganado.

Situado en la zona alta de la Castellana, nos topamos con un mexicano diferente que poco o nada tiene que ver con lo que hayas podido conocer. Un restaurante de mesa, vajilla al detalle y encuadre más que perfecto desde donde el veracruzano Pablo Chanín se ha permitido soñar (y hacernos soñar).

Una propuesta gastronómica alejada del típico bar o taberna mexicana que malvenden esa falsa gastronomía azteca, y que superando conceptos como el de las enchiladas, los nachos y los burritos, ahondan más aún si cabe en la propia idiosincrasia culinaria del país que vio nacer a la Kahlo.

Un Xipe donde los platillos que conforman el menú divierten el paladar de cualquier tipo de comensal, sorprendido ante descubrimientos como su aguachile de camarones, su tamal de marisco y mole rojo, el clamato de berberechos y langostinos con chip de yuca, su pulpo zarandeado y crema guacamole, la costilla de cerdo asada con chile de árbol y tuétano, la tlayuda de queso con cecina y aguacate, su torrezno de la sierra con tomatillo frito y mole negro, sus tacos de pastor con piña asada, los de cochinita pibil con salsa yucateca o los de chicharrón prensado en salsa verde y sus callos a la madrileña con frijoles, como homenaje mexicano a la ciudad de acogida.

Ni se te ocurra venirte sin haber probado cualquiera de sus ricos cócteles o un tequila solo apto para paladares a prueba de tsunamis.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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