Parece mentira que a estas alturas de la película todavía tengamos que hablar de la homofobia como uno de los principales males de una sociedad que aunque, según ella, abierta de mente, prefiere mantener al homosexual como amigo en vez de como familiar. Una hipocresía que a pesar de los años y a la evolución del movimiento LGBT, que se ha encargado de promover la normalización de los que aman diferente (pero no por ello deben ser marginados), se ha venido heredando desde el tiempo en que el esparto era tendencia y el llevar la contraria motivo de persecución moral o literal.

Un odio al diferente que en el mundo del deporte (por sentirse este propio del macho alfa al que, generalmente, le falta más educación que otra cosa) se eleva a la enésima hinchada ultra. ¿Nadie se acuerda ya del acoso que tuvo que sufrir el árbitro de fútbol Jesús Tomillero por declararse abiertamente gay?

Pues bien, sin salir del campo y celebrando que por fin podemos asistir a su estreno, aunque sea en formato online, el cortometraje Wonderkid llega a la pequeña pantalla para demostrarnos, si es que se tuviera que demostrar algo, que la sexualidad es algo que se debe vivir libremente sin que nadie te reprima o intente cambiar.

“Con todo lo que sucede en el mundo actualmente este es un momento muy importante para los temas de sexualidad y género. Hemos creado un personaje inspirador que sabe que es gay, acepta que es homosexual y quiere salir, pero es su profesión lo que le detiene”, explica su director Rhys Chapman

Una pieza producida gracias a la plataforma Kickstarter, estrenada hace un año como parte de la campaña #BeYourself de Stonewall’s Rainbow Laces y que respaldada por la Fundación Kevin Spacey, Adidas  y la Premier League, entre otros, nos acerca la historia del futbolista Wonderkid (interpretado por el bello de Chris Mason) que siendo gay aceptado por sí mismo y en un mundo de machitos tiene que vérselas con los insultos y malos tratos propios de quienes son cobardes ante lo que no conocen y parece molestarles lo que a otros llena.

Una pequeña joya de algo más de 30 minutos dispuesta gratuitamente para que “cuanto más gente la vea, mejor” y que quizá no cambie el mundo pero ponga su granito de arena por tantas y tantas personas que ven sus alas cortadas, su libertad sujeta al arbitrio de quien no merece tener opinión y su capacidad de sentir y amar limitada por la tarjeta roja constante de almas negras sin corazón que aún creen que serán ellos lo que pitarán el final del partido.

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Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.