Un hombre feliz en su mejor momento. Así nos encontramos al protagonista de Sense8, la serie internacional del momento, en nuestro viaje a Los Ángeles. Miguel Ángel Silvestre tiene ganas de hablar y de posar para nosotros. Ha aprendido a convivir con la fama, a sacarle el máximo partido a los buenos momentos y, sobre todo, a disfrutar del presente.

Así es nuestro primer chico de portada (o cover boy que llaman los anglosajones) y esto es un extracto de lo que nos cuenta en nuestro primer número en papel, a la venta el próximo jueves 1 de junio

—“Siempre he tenido claro que en algún momento interpretaría a un homosexual, pero si lo hacía tenía que ser con unos directores realmente comprometidos para dejar un mensaje de empatía, un mensaje positivo”.

—“Quiero contribuir a superar la utopía. Quiero que mi sobrino crezca en un mundo de diversidad, sin odios y sin dolor. Quiero que viva en un presente coloreado por artistas como Lana Wachowski. Y quiero formar parte de todo eso”.

Sobre su momento estelar en Sense8, cuando su personaje sale del armario:
—“Yo estaba fuera de mí, sintiendo la energía de miles de personas que no sabían que estaban ejerciendo de extras para la serie. Entonces, con todo el orgullo del mundo grité que era gay. Es una de las experiencias más brutales de mi carrera y de mi vida, no se me va a olvidar jamás.

—“Mi hermana y yo tuvimos una educación maravillosa en ese sentido. Nos han educado en la sensibilidad hacia el colectivo LGBT. El amor es un estado de admiración y yo tengo una gran admiración por Poncho [el actor Alfonso Herrera, que interpreta a su novio en Sense8] es un compañero muy generoso y los ojos con los que le miro en la ficción son también los de la realidad. Fue muy sencillo. Y en referencia al contacto físico, ya te digo, no tengo ningún tipo de pudor a la hora de tocarle o besarle. En absoluto”.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.