Lo de que los museos se visitan haciendo turismo es un secreto a voces. Esto no quiere decir que no vayas a los museos de tu ciudad, pero aquel que haya ido a Londres un fin de semana sabe bien de lo que hablo: ir de punta a punta de la ciudad, con la lengua fuera, porque no te va a dar tiempo a disfrutar del British Museum después de llevar todo el día de exposición en exposición. Pero, como de nada sirve visitar un museo si no puedes realizar un intercambio de opiniones con un buen café en mano, os proponemos las que consideramos las mejores cafeterías de museo del momento.
Museo del Ferrocarril de Madrid
¿Te sorprende? A nosotros también. Si eres un amante de las locomotoras, ya sabrás de qué cafetería hablo. Si no lo eres (no te culpamos por ello), vamos a proponerte un local que, puede que no sea tu rollo, pero es un lugar fantástico para hacer algo diferente. Y tan diferente. Tú, que vives bajo los diez mandamientos de Instagram, sabrás sacar partido a este lugar.
Bistró del Guggenheim
Si hay algo mejor que el Guggenheim es su bar. Sin duda alguna. El local está perfectamente integrado en el estilo Gehry y la carta… Esa carta es puro arte. Una mezcla de cocina tradicional y de autor mezclada con las lágrimas que caen por tus mejillas cuando te das cuenta de que no vas a poder comértelo todo. Huevos asados a baja temperatura, albóndigas de bacalao a la bizkaína…
Sauleda en el Museu del disenny de Barcelona
Si quieres aprovechar la exposición sobre David Bowie (si no le conoces, puedes dejar de leer) y luego intercambiar opiniones, la cafetería Sauleda se encargará de hacerte engordar con sus postres. Si estás a plan, procura alejarte todo lo posible de este local. No solo hay dulces, pero sí es lo que te recomendamos, en concreto el croissant relleno de chocolate blanco. Para llorar.
NuBel en el Reina Sofía
Si hay un museo en Madrid que se atreve a experimentar, ese es el Reina Sofía. Y no nos queda otra que agradecérselo. El NuBel es un prodigio a la hora de aunar el fabuloso y moderno diseño del espacio con una carta y un servicio maravilloso. Puedes ir a cualquier hora del día a disfrutar de un brunch, unas tapas, un cocktail o una cena. La terraza está abierta todo el año y parece que me han pagado por hablar tan bien de ellos, pero de verdad que merece la pena.