Que de una película de 105 minutos se acabe hablando de un simple beso de menos de dos segundos podría resultarnos hasta romántico. El problema viene cuando el beso es entre mujeres y las opiniones vertidas lo afean hasta un punto que te da vergüenza hasta de vivir en este mundo.
‘Lightyear’, la nueva peli de Pixar, era uno de los estrenos más esperados del verano, pero lo que iba a ser la puesta de largo del astronauta más querido de la familia ‘Toy Story’ se ha convertido en la excusa perfecta para que los homófobos del mundo se unan y vuelvan a dar por donde amargan los pepinos con argumentos que refrendan que su especie debía estar, de manera obligada, en extinción. Y todo porque en un momento de la cinta hay un beso lésbico entre dos de las protagonistas.
Lo que iba a ser un bonito guiño de apoyo a la comunidad LGTBIQ+, en plena era «Don´t say gay», se ha convertido en el motivo por el que los homófobos de siempre (más preocupados de la vida sexual de los demás que, seguramente, de la suya y así les irá) han cargado contra todo el equipo creativo de Pixar, exigiendo a Disney la eliminación de la escena, no sin antes haber llevado una campaña en contra del esperado proyecto de animación que como resultado ha conseguido que se prohibiera la película en 14 países de América, Oriente Medio y Asia.
Un nuevo paso en la normalización de algo que está en la propia naturaleza del ser humano que vuelven a truncar porque a una panda de inhumanos se les ha metido en la cabeza que sus normas, sus reglas, sus ideas tienen que ser las de todos los demás.
Ante el aluvión de críticas en contra de «semejante locura y disparate» (el beso), Chris Evans (voz de Buzz Lightyear) ha sido contundente: «La historia de la humanidad es de constante despertar y crecimiento social, y eso es lo que nos hace buenas personas. Siempre habrá quienes tengan miedo o traten de aferrarse a lo que había antes. Pero esa gente muere como los dinosaurios. Creo que el objetivo es no llamarlos, seguir adelante y abrazar el crecimiento».
Se puede decir más alto, pero más claro… imposible. Y, ahora, vayan a verla. Ese será el mejor escarmiento para aquellos que se afanan en seguir tapando voces.