El verano llega rampante, las terrazas están a rebosar, los aires acondicionados no dan para más y los chicos se enamoran porque llega el calor pero si hay algo que verdaderamente nos apetece cuando llega el estío (además de irnos de vacaciones) es hacer barbacoas sin parar con los amigos, la familia, aquellos colegas del trabajo con los que nos llevamos bien o los vecinos del 4D que no están nada mal. El caso es barbacoar hasta no poder más y olvidarse que mañana también se trabaja y aunque se tenga jornada intensiva habrá que volver a currar. Pero, ¿sabías que no todos los alimentos que suspendes sobre las brasas son aptos para esta actividad que tanto nos gusta? Sigue leyendo, te interesa y mucho.
Las barbacoas son al verano como el cargador del móvil al móvil… inseparables. No creemos que haya una comida que mejor resuma las cosas que más nos gustan de esta temporada en el que las altas temperaturas azotan, los días son más largas y las piscinas abren para refrescarnos y acompañar a esos platos llenos de chuletas, patatas asadas, longanizas, pollos, rodajas de salmón y otras tantas materias primas que nos hacen relamer con solo hablar de ellas. Aunque según expertos, estas cocinas pop up y al aire libre no son tan idóneas como creíamos. ¿El problema? Que muchas de las cosas que se hacen saben mejor cocinadas de otra manera dado que el fuego intenso y el humo consiguen restarles sabor y, en muchas cosas, cambiar sus texturas. Eso sin contar con aquellas especialidades que maceradas o condimentadas previamente pueden contener más azúcar del que deberías ingerir en meses (si eres de los que se preocupan por cuidar la línea. ¿A quién nos referimos?
Chuletitas de cordero. Qué ricas, ¿verdad? Pues ¿sabías que este básico de entre los básicos en esas comidas veraniegas saben mejor en sartén en parrilla? Lo que estás oyendo. El quid de la cuestión está en esa grasa que se encuentra entorno a ellas y que al hacerse en sartén puede reutilizarse al derretirse y ofrecer un sabor más intenso que al cocinarse sobre las ascuas se pierde. ¿Piensas que al soltar esa grasa y no cocinarse en ella son más light? Error.
Marinados/ Adobos. A nosotros que somos tan amantes de todo lo americano, no nos basta con comprar mantequilla de cacahuete, echarle bien de salsa ranchera al puré de patata o darnos a un buen plato de mac-cheese de esos que provocan que caigamos fulminados sobre la colchoneta de unicornio. También nos gusta adobar las piezas de pollo antes de colocarla sobre la parrilla para que si ya de por sí tenían sabor pues potenciarlo un poco más. ¿El problema? No te imaginas la cantidad de azúcar que estás añadiendo a cada bocado. Quizá… 4 gramos de azúcar por cada pechuga o muslo que te comas. Si quieres una alternativa más healthy, prueba a realizar una mezcla de vinagre, limón y hierbas aromáticas y deja el pollo macerar durante unas horas. Te aseguramos que el resultado es manjar para tu paladar.
Hamburguesas. Otra reina de nuestras barbacoas y, ahora, una de las más cuestionadas. Bueno, ellas no que están muy ricas pero si las hacemos en sartén. Y es que según se ha podido comprobar, la grasilla que desprenden al cocinarse en sartén y que permite que todo su exterior se caramelice es imposible si lo haces en barbacoa. Esa grasa se pierde y tu hamburguesa queda seca y como una auténtica suela de zapato. De nada.
Brochetas. De la misma manera que cuando éramos pequeños, no podían falta sobre nuestra mesa de cumpleaños las medias noches de foie-gras y una tortilla de patata recién cuajada por mamá, en un día de barbacoa no pueden faltar las brochetas. Esa divertida creación de carne y verdura atravesadas por un vara metálico y que de tantos momentos de crisis con esas chuletas quemadas nos han sacado. Pero… ¿no te has dado cuenta que estás cocinando a la vez carnes y verduras? Los tiempos son distintos y si quieres que las verduras estén en su punto, lo más seguro es que te dejes la opción cárnica a medio hacer. Vamos, un desbarajuste que puede arruinar tu happening alrededor de la piscina para convertirlo en una quedada de universitarios sin orden ni concierto.
Atún. La opción para los menos amantes de la carne tiene nombre de rico atún y es que no pocos pescados hay más propicios para acompañarnos en esas comidas bajo la sombrilla que un atún en su punto y acompañado de una ensalada de patatas, calabacín o, ya puestos, dados de berenjena con un chorrito de aceite. El momento de terror llega cuando el chef para la ocasión decide hacer estos filetes de pescado en la parrilla provocando nuestra locura transitoria. ¿Por qué? Se nos ha dicho más de una vez que el pescado posee esos aceites grasos, Omega3 tan buenos para nuestro organismo… ¿de verdad queremos perderlos entre las ascuas del fuego más candente? De ninguna manera.
Ensalada de patata. El invento aquel de envolver las patatas enteras con papel de aluminio para que se vayan haciendo sobre el fuego es un absoluto acierto. Tranquilo que no vamos a quitarte la idea para que la cambies por algo mejor pero si una vez hechas, pretendes hacerte una ensalada de patata ten cuidado con el aderezo/salsa que usas. Acuérdate del extra de azúcar.
Y hasta aquí nuestra resumida guía básica de alimentos que es preferible cocinar en otro sitio que no sea la barbacoa. Pero… seguramente caerás, caeremos… ante su dominio. Somos humanos y la cabra tira al ascua.