El negocio de los influencers (no confundir con bloggers) funciona. Si son reales, claro. Desde hace un par de años, el mundo de la prescripción más mediática se ha hecho fuerte en cualquiera de los sectores que te pudieran interesar. Moda, gastronomía, tecnología, belleza han sido las principales parcelas donde estos perfiles avispados con mucha disposición, talento, una pequeña/gran dosis de ego y ganas de hacer de su hobbie, el trabajo que les pague su sustento del día, se han hecho fuertes como it boys/girls de un negocio al que le parecía insuficiente las celebrities y caras más o menos conocidas que cobraban por ser imagen de este o aquel producto. Una fama medida únicamente en seguidores (con cierta relevancia económica/social a ser posible) y muy bien pagada por las marcas contratantes (digamos que en un rango estimado entre los 1.000€ y 34.000€ por publicación). Pero, ¿es todo Ks (millones de seguidores) lo que relucen?
Luis Díaz lo sabe muy bien. Los influencers han llegado para quedarse. Y es que este empresario, considerado un pionero del llamado “marketing influyente” que, ya en 2009, comenzó a trabajar con jovencísimos prescriptores, como Gala González y Pelayo Díaz, cuando pocos los conocían, sabe de lo que habla. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Carlos III de Madrid, con más de 17 años de experiencia profesional en firmas como Vodafone, Telefónica o Sony, y director del equipo de comunicación y marketing en Europa para Sony Mobile, ahora se enfrenta con H2H (Human to Human), agencia especializada en campañas de marketing con influencers, a no solo tratar con este nuevo profesional sino a desenmascarar al que vende humo y sus seguidores son comprados.
Una labor que ha llevado a Díaz y a su competente equipo a llevar a cabo un mini documental que probaría cómo algunos pseudo influencers tratan de subirse al carro de esta nueva opción laboral, comprando followers, likes y comentarios (tener 10.000 seguidores cuesta 32€) y mintiendo a una serie de firmas interesadas en colaboraciones remuneradas. Una prueba que desmonta el fraude de algunas individuos que tratan de meter cabeza en un sector que mueve más de 9 millones de euros al año en nuestro país y que no haría otra cosa que concienciar tanto al gran público como a quien competa para próximas campañas en que no es todo oro lo que reluce en el sobrecargado horizonte de los Ks donde muchos quieren vivir del cuento.
¿Quiénes serán los prescriptores del futuro? ¿Dejarán los macroinfluencers de ser rentables en favor de quienes acumulan menos followers pero son más competentes? ¿Hasta cuándo las marcas van a seguir dejándose engañar? Todas las respuestas en este documental y si la historia te apasiona en el libro Soy marca:quiero trabajar con influencers (Profit Editorial) donde Díaz comparte todo su bagaje profesional marcándose una guía necesaria para aquellos que asumen que los consumidores no escuchamos a las firmas, sino a desconocidos que se ganan nuestro corazoncito a través de Instagram, Youtube y demás canales sociales. ¡Dears, los que avisan jamás fueron los traidores!