Fue un visionario, y por lo tanto, un incomprendido, pero supo encontrar aliados para librar una guerra contra la avaricia del ladrillo y el azote del turismo descontrolado. Sus únicas armas eran orgánicas, pero César Manrique ganó la batalla y Lanzarote es hoy una isla única. «Es muy fuerte el influjo de esta tierra. La…
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