El año 2017 marca el antes y el después de la implicación de la industria del cómic en la lucha de los derechos del colectivo LGTB apostando por la diversidad y la visibilidad. Las editoriales Marvel y DC abren sus armarios y colocan a superhéroes gais en sus portadas como protagonistas absolutos.
Desde que el género superheroico irrumpiera en escena a finales de la década de los años 30 con la aparición de Superman en Action Cómics #1, la industria del cómic americano ha demostrado un decisivo interés por estar a la cabeza de la defensa de importantes movimientos sociales y culturales, ya sea implícita o metafóricamente, como la lucha por la aceptación de la diversidad racial y cultural, que quedaría reflejada en las páginas de los X-Men, surgidos a principios de los 60 y que eran temidos y odiados por ser, simplemente, diferentes.
Durante la Administración Obama, editores, guionistas y dibujantes se han sentido inspirados para rehacer todo este universo de personajes, reinventándolos para abordar el gran abanico étnico existente y darle a la mujer el papel protagonista que la realidad social de nuestros días demanda. Un Thor femenino, un Green Lantern musulmán, un Hulk asiático, un Iron Man mujer y afroamericana… El apostolado en pro de la diversidad sexual ha sido la última cruzada asumida por el cómic, y con la eclosión de títulos protagonizados por personajes gais, se podría decir que 2017 ha sido el año del movimiento LGTB en las viñetas. Durante décadas, el tema gay estuvo proscrito para el Séptimo Arte, básicamente por la adhesión de las principales editoriales al sello Comics Code Authority (CCA), un compromiso de higiene moral surgido en 1954 tras la proclama anticómics del psiquiatra Frederic Wertham, que en su infame libro Seduction of the Innocent les atribuía un poder decisivo para corromper los valores tradicionales de la sociedad americana a través de la juventud consumidora de este tipo de lecturas. Especial inquina mostró por los cómics de superhéroes, alegando que contenían mensajes subversivos de incitación al crimen, la violencia, la disipación de la moral sexual, ensalzamiento de la anarquía, homosexualidad y la confusión de los roles de géneros.
Tesis tan descabelladas arraigaron en una sociedad, la americana, inmersa en pleno macartismo, y las editoriales buscaron refugio en la autocensura para evitar las lecturas malintencionadas que, a lo largo de décadas, se había hecho del fenómeno sidekick (“compañero, colega”, en slang) tan vinculado a la Golden Age (época que comprende los años 30, 40 y principios de los 50), que quería ver un mensaje homosexual subyacente a las relaciones entre héroes maduros y sus compañeros adolescentes, ejemplificados en los tándem Batman y Robin, Sandman y
Sandy o el Capitán América y Bucky Barnes; así como el matiz lésbico que se desprendía del origen de la heroína más popular del momento, Wonder Woman, nacida en una sociedad conformada sólo por mujeres.
Este código que proscribía la homosexualidad de los cómics duró hasta hace bien poco, dándose por finiquitado cuando, ya en pleno siglo XXI, las dos principales editoriales del sector abandonan el CCA. Primero Marvel, en 2002, año que lanza la primera serie protagonizada por un personaje gay, el cowboy Rawhide Kid; y después DC, en 2011, momento en que revisa el clásico personaje de Batwoman en clave lésbica y le otorga su propia serie. Aunque el principio del fin del CCA se retrotrae a 1982, año en que relaja sus prescripciones respecto al tratamiento de la homosexualidad, coincidiendo con que un personaje icónico como es el Capitán América, quien descubre que su mejor amigo de la infancia es gay. Una segunda revisión del código llegará en 1989, mostrando más tolerancia respecto a los contenidos LGTB. En ese año, DC confirma la suposición popular que persiguió a Wonder Woman desde su creación: que en su hogar, la Isla Paraíso, un lugar donde el hombre jamás posa el pie, las moradoras de la comunidad de amazonas mantenían relaciones entre ellas.
El paso más decisivo en términos de visibilidad del colectivo se dio en 1992, cuando Marvel Cómics desveló la homosexualidad de Estrella del Norte (Northstar), un personaje creado por el guionista Chris Claremont y el dibujante John Byrne en 1979. Cuando Byrne lanzó la serie Alpha Flight, dedicada al primer grupo de héroes canadienses, la idea original era que el personaje fuera gay desde el principio, pero el director de la Marvel en aquel momento, Jim Shooter, vetó esa idea y los creativos se vieron obligados a limitarse a sugerir comportamientos que dejaran caer su sexualidad sin contravenir el edicto de Shooter: “nada de gais en los cómics”.
Cómics y política tienen una relación simbiótica y significativa: la llegada al poder de Donald Trump ha hecho que los derechos que el colectivo LGTB ha ido conquistando en los últimos años se vean seriamente amenazados, y la industria del cómic ha respondido con una avalancha de títulos protagonizados por personajes gais con superpoderes
El guionista Bill Mantlo jamás sacó del armario a Jean-Paul Beaubier (nombre civil de Estrella del Norte), pero no dejó pasar oportunidad para hacer guiños a sus inclinaciones. En 1987 el personaje enfermó misteriosamente de lo que se suponía sería sida. “Me hubiera dado la oportunidad de trabajar en un tema aterrador, triste y controvertido, que es lo que yo siempre he entendido que era la verdadera esencia de Marvel”, afirmó confesando su frustración. Pero las altas instancias, más allá de la cúpula de la editorial, llamaron para atajar la cuestión, y con un golpe de mano convirtieron al personaje en un ser ‘mágico’ que enfermaba y sanaba de forma ‘mágica’. “Estrella del Norte no hubiera podido vivir como un personaje gay en los cómics, porque era demasiado controvertido, y no hubiera podido morir como uno porque era igualmente controvertido… Honestamente, pienso que es hipócrita y un sinsentido, pero así son los cómics”, afirmó Mantlo en 1987 a la revista LGTB The Advocate.
El desagravio a Estrella del Norte llegó dos décadas después de su salida del armario, cuando su boda, en la portada de número 51 de Astonishing X-Men, fue anunciada como la primera boda gay del cómic de superhéroes. “Cuando el matrimonio gay se legalizó en el estado de Nueva York surgieron cuestiones obvias teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros personajes viven en Nueva York. Estrella del Norte es el primer personaje abiertamente gay en los cómics y había estado en una larga relación con su novio Kyle, así que la gran pregunta era: ¿cómo cambiaba eso su relación?”, explicó el director de Marvel Cómics Axel Alonso. “Nuestros cómics son siempre mejores cuando responden y reflejan desarrollos de la vida real. Lo hemos estado haciendo durante décadas, y esto es sólo la última expresión de ello”.
Pero Marvel llegaba tarde. Justo una década antes, en el número 29 de la serie The Authority, por entonces bajo el sello WildStorm, ya se mostró una boda gay. Los personajes de Apollo y Midnighter, creados por Warren Ellis y Bryan Hitch como versión contemporánea de Superman y Batman, contraían matrimonio e incluso adoptaban a una pequeña. Dos hombres muy masculinos, rebosantes de testosterona, que no han dejado de mostrar su afecto en las páginas de los cómics hasta extremos sádicos, como cuando Midnighter venga la violación de su marido motosierra en mano.
Previamente a los años 90 ya habían empezado a surgir personajes que no necesitaban de mucha imaginación para adivinarles una historia homosexual detrás, como la pareja formada por Mística y Destinos, villanas del universo X-Men, que desde su creación en 1981 evidenciaron una relación más allá de lo ‘profesional’ como madres adoptivas de Pícara. No se verbalizaba la sexualidad de los personajes, pero los gestos hablaban por sí solos. Dos años antes de abandonar el CCA, en 1987, es DC la editorial que crea el que se considera el primer personaje abiertamente gay, cayendo en todos los clichés de mal gusto posibles, incluso haciéndole contraer el VIH tras enfrentarse al vampiro
Hemo Globin. Extraño, que así se llamaba este mago peruano de gestos histriónicos y vestimenta colorista, formó parte de los efímeros Nuevos Guardianes; pasó al olvido, aunque recientemente ha sido recuperado como personaje secundario en la serie Midnighter and Apollo con la dignidad que merecía. “Con un título que de principio a fin es una carta de amor a los personajes homosexuales y nuestra lucha por vivir, ser visibles y amar, me pareció bien regresar a uno de los primeros y reintroducirlo a una nueva generación”, explica el guionista Steve Orlando, que es bisexual, sobre la decisión de rescatar al personaje de Extraño.
Ya en este siglo, empieza la proliferación de personajes gais, tanto de nuevo cuño como ya conocidos: Karma, miembro original de los Nuevos Mutantes; Hulkling y Wican, un romance adolescente en el seno de los Young Avengers; la detective Renée Montoya, el alter ego de la justiciera The Question… El caso más alambicado de redefinición sexual llegó con Iceman, miembro fundador de X-Men, que descubre su sexualidad, después de décadas de relaciones hetero no muy afortunadas, cuando su contrapartida juvenil es desplazada al futuro y le revela a su yo del presente su condición homosexual. “Los X-Men, con el poder que tienen de viajar en el tiempo, nos dan un vehículo para examinar este tipo de travesías personales. Este es sólo el primer capítulo de una historia mucho más grande que será contada”, explicó Brian Michael Bendis, guionista de la trama.
Cómics y política tienen una relación significativa. La llegada al poder de Donald Trump ha hecho que los derechos que el colectivo LGTB ha ido conquistando se vean seriamente amenazados, y la industria del cómic ha respondido con una andanada de títulos protagonizados por personajes gais: Freelance (Chapterhouse) con un Lance Valiant, personaje canadiense de los Pulp de principios del siglo XX, reconvertido en un aventurero abiertamente gay; la esperada serie de Iceman (Marvel), donde explorará su nueva identidad sexual; Kim & Kim (Black Mask Studios), la miniserie nominada a los premios Eisner protagonizada por dos cazarrecompensas galácticas, una transgénero y otra lesbiana; The Ray (DC), que pasa a ser el primer personaje gay con serie de animación propia en CW Seed; y, atento señor Trump y su “American First”, entérese que América (Marvel) se apellida Chávez, es latina, lesbiana, viene de otra dimensión y ha sido criada por una pareja de mujeres. ¿Puede haber un icono más reivindicativo?
Texto: Agustín Velasco
Ilustraciones (fondo blanco): Ignacio Lobera