Si hay algo que debemos agradecerle al mundo de la moda actual es el haber permitido a Stella McCartney poder haberse desarrollado como diseñadora (principalmente) femenina para que en esa complicada aventura haya transitado hacia la moda masculina con el mismo éxito y resolución.
Nos alegrábamos hace poco más de un año cuando la hija del famoso beatle se decidía a vestirnos y ahora que presenta su nueva colección para nuestra próxima primavera/verano 2018, nos rendimos no solo a un talento más que probado sino al interés de McCartney por promover desde su particular negocio la sostenibilidad de una industria que va echando el freno para ser más consecuente con el medio ambiente y, por tanto, con el mundo que dejaremos a las generaciones que vengan. Y es que si hay algo que definan a estas nuevas propuestas son su absoluta fidelización con el ecosistema, a través de una selección de piezas que estéticamente bonitas esconden un algo más tras ellas.
Prendas que nos devuelven a unos reinterpretados 70/80, tanto para el día como para la noche, con clásicos absolutamente reconocibles tanto para cualquier iniciado como para el especializado en la materia con looks que van desde las prendas más urbanas (pero como salidas de una rave de postín) como pantalones oversize, psicodélicos jerséis de punto (pintados con aerógrafo) made in la abuela de turno, estilismos de camisa y pantalón con serigrafías glam, así como cremalleras (cremalleras a granel) y cierres en correa, a la sofisticación hecha textil a cargo de impecables abrigos muy Savile Row (donde notamos la imponente labor de sastrería de McCartney y equipo), trajes de corte a lo David Bowie cuando era White Duke en color azul pálido y tonos crema (básicos en el armario de la diseñadora), chaquetas con flecos, tuxedos reversionados para la ocasión y conjuntos que sin perder comba en referencias a las décadas antes mencionadas celebran la expresión de gusto sofisticado pero tocado por una estética punk ciborg que nos trae locos.
Un arsenal de buenas interpretaciones de lo que para Stella McCartney debe ser el armario del hombre que viste a la moda pero para el que el lujo no es simplemente gastarse el dinero sino la percepción de las cosas y de qué manera se enfoca a nivel personal.
Una colección en la que casi el 70% de las prendas tienen un elemento sostenible, de textiles creados a partir de materiales de bajo desperdicio y técnicas mucho menos dañinas (sus zapatillas ya no usan pegamento alguno para su confección), confiriendo a las piezas de una atemporalidad y calidad mucho mayor. Una línea en la que observamos de primera mano el desarrollo de nuevos materiales como la seda de araña o la viscosa (que ya no proviene de miles de árboles talados sino de madera sostenible) en looks que gustan por estar a medio camino entre lo masculino y lo femenino sin perder la identidad y conciencia medioambiental… que no es poco.