La operación otoño ha comenzado y aunque seguramente hayas estado entrenando bastante duro durante todo el año y comiendo lo más sano que has podido, dentro de tus límites laborales y de ocio y aventura, aún queda mucho por hacer. Prueba de ello es que has aumentado tus visitas al gimnasio y el tiempo de entrenamiento, pero ¿va todo bien? ¿Quién dijo que después del verano no se tuviera que mantener todo lo ganado? Pero… ¿has empezado a escuchar un pequeño chasquido en tus rodillas? ¿No sabes si es que estás sobre entrenando o es que te estás haciendo mayor? No pierdas la calma pero deberías prestarle atención. Te explico.
Doctores del Baylor College de Houston han determinado que si empiezas a sentir un pequeño tic a la hora de flexionar y estirar tus rodillas puede ser la primera prueba de que a la artritis le quede poco tiempo para llamar a tu puerta. Una pequeña molestia a la que puede añadírsele dolor y que en ese caso, puede llegar a evolucionar en una artritis sintomática de no vigilarse.
Y es que el 75% de los pacientes que empezaron a oír sus rodillas crujir, acabaron sufriendo de esta inflamación de las articulaciones tan común y tan dolorosa, en ocasiones. Una enfermedad crónica de la que es muy difícil curarse pero sí intentar evitar fortaleciendo los músculos que rodean las articulaciones a base de deporte, lo que conllevaría un aumento de la densidad ósea.
Del mismo modo, evitar el sobrepeso cuanto antes ayudará a alejarla aún más de nosotros al evitar que ese peso extra vaya presionando las rodillas, procediendo a un desgaste del cartílago. Una degeneración que borraríamos del mapa y unas rodillas que podrían mejorar su estado habitual para seguir permitiéndonos una rutina deportiva normal con sentadillas, zancadas, elíptica, bicicleta y natación, como actividades más que necesarias no para vernos más guapos sino también, más sanos.