Sí. Y con este simple monosílabo podríamos dar por terminado este artículo. Pero somos bondadosos y vamos a escribir un poco más para darte una serie de consejos que amplíen tal rotunda explicación. Vamos allá.
Por supuesto que se liga en el gimnasio. Como en cualquier otro sitio. La cola del supermercado sin ir más lejos. El bus. La terraza del bar de la esquina. El lavadero de coches… Allá donde haya gente se puede ligar, porque los humanos gustamos de amarnos los unos a los otros sin reparar en geografías. El gym no iba a ser menos.
El modelo e instagramer Mariano Di Vaio está casado. Habría que preguntarle si se conocieron en el gimnasio, a ver qué tal
De entrada, la gente que hace deporte nos mola. No es que lo digamos porque sí. Es que hay una encuesta en la que el 78 % considera que hacer ejercicio es un atributo muy importante (eDarling, 2014), tanto desde el punto de vista físico como mental. Los deportistas nos molan. Tanto si nosotros hacemos deporte como si no.
La web myprotein decidió hacer otro sondeo y resulta que descubrió que el 59 % de los hombres admite ligar en el gimnasio. No íbamos a ser nosotros del 41 % restante, por favor.
Si te has fijado en alguien que aparece entre las máquinas de remo, no te sientas raro por querer intentarlo. La gente lo hace constantemente. Pero ten en cuenta algunas recomendaciones:
- La ropa
Por favor. No. Vale. Cualquier. Cosa. No se trata de ir de punta en blanco con el conjunto completo. Solo algunas normas básicas. Que sea ropa de deporte. La camiseta que te regalaron tus colegas con un mensaje chorra en tu último cumpleaños no cuenta. Ni las de promoción que regalan comprando 7 kilos de cacao en polvo o reuniendo 1277 etiquetas de leche + 3 euros, con el logo de la marca bien grande. Respecto a los colores, no cuesta nada coordinarlos un poco. Repetimos: no cuesta nada. Tampoco es aconsejable reutilizar la camiseta de ayer. Cuando entres y aún no hayas sudado se verán las marcas del día anterior y, créenos, eso espanta a cualquiera, por mucho que ayer te hiciera ojitos desde la elíptica.
Perdona Hugh, ¿llevas muchas series?
- Lánzate
Con esto queremos decirte que si te gusta alguien, hagas el favor de salir de tu burbuja. No van a acercarse a ti si no te quitas los cascos en toda la sesión, estés en el step o haciendo tríceps. Los cascos gritan a los cuatro vientos “No me hables, vengo al gym a entrenar, no quiero socializar, molestas”. Si aun con miraditas y sin cascos no se te acerca, tendrás que hacerlo tú. No pasa nada. Es igualito que en un bar. Lo peor que puede pasar es que pase de ti y el mundo no acaba aquí.
¿Qué tal Joe?, te hablo porque veo que no llevas cascos
- Empieza una conversación
En pocos sitios es más fácil que en el gimnasio. La clase de la que acabáis de salir, la cantidad de gente/poca gente que hay hoy en la zona de peso libre, el horario de spinning, la rutina de entreno, si ese batido de proteínas que le has visto beber es bueno… sin olvidar el clásico “¿te queda mucho en esta máquina?”.
¿Qué tal Zac, necesitas ayuda con eso o ya tú ya?
- No vayas de sobrado
Estás seguro de que te está mirando. Sí, lo está haciendo. Pero por favor, sé natural. No te metas ahora en posturitas y ejercicios de pecho con peso que no acostumbras porque a) puedes hacerte daño b) puedes ser ridículo c) puedes dar miedo.
- Sé lógico
Si no estás seguro, no se te ocurra lanzar una invitación a tomar algo tras dos minutos de conversación sobre camisetas de tejido técnico. Si la cosa ha ido bien pero no las tienes todas contigo, espera a mañana o pasado. No repitas conversación, pero vuelve a hablar de cualquier cosa. Si quemas cartucho rápidamente según le ves dejar las mancuernas en su sitio, es probable que pienses que eres el típico chuleta de gimnasio y no quiera tomar contigo ni una bebida isotónica de última generación.
Y cuando todo haya salido bien, siempre podréis entrenar en pareja.