Quiso ser arquitecto, pero tuvo que cambiar la escuadra y los planos por los patrones, las telas y las tijeras. Lander Urquijo empezó en el oficio muy joven y desde entonces no ha parado en su afán de darle a la sastrería masculina aires renovados. Porque clásico no tiene por qué ser sinónimo de aburrido.
Ha sido —y sigue siendo— uno de los principales impulsores de la renovación de la sastrería clásica. Lander Urquijo es el responsable de que muchos de los más elegantes de este país puedan llevar a gala ese título. Por sus vivos y ojales de colores, sus nuevos cortes y formas reconocerás unos trajes que hacen sentir únicos y exclusivos a quienes los llevan.
¿Cuál es el sello distintivo de Lander Urquijo? La exclusividad, la calidad y el diseño son nuestros tres pilares. Somos una marca clásica en constante evolución con un ADN propio. Lo más difícil en este sector es que cuando vayas por la calle, tus prendas se distingan del resto. Nosotros lo hemos conseguido. Nos hemos hecho reconocibles. Y eso es lo que realmente te hace sentirte realizado como diseñador.
¿Quiénes son para ti iconos de estilo? Me gusta el estilo impecable, pero muy diferente, de actores actuales como Brad Pitt, Ryan Gosling y Bradley Cooper. Aunque no soy nada mitómano, reconozco que Steve McQueen sí ha sido un icono; hoy día no hay nadie como él, o como Robert Redford y Paul Newman, que sabían ponerse tanto un traje como una camiseta.
Con dos tiendas en Madrid (en las calles Fernando VI y Claudio Coello) y una en Bilbao (en Estrauntza), ¿qué planes tienes ahora? En este momento, estamos apostando por un crecimiento sostenible. Nuestro proyecto más inmediato es el e-commerce, una asignatura pendiente con la que nos habíamos mostrado un tanto reticentes porque creíamos que nuestro producto no era para venderse on line. Sin embargo, ahora creemos que sí es necesario y nuestra tienda digital estará abierta en enero o febrero de 2018 y a pleno rendimiento para la colección de invierno. En ella se va a poder encontrar un total look de la marca más desarrollado con una colección mayor, pero sin por ello perder la exclusividad.
En un sector en el que gana terreno el low cost, ¿cómo se consigue esa exclusividad? Hemos apostado por reformar la tienda de Claudio Coello y dar más espacio a las prendas más casuales y a la parte sartorial. Además, hemos creado una línea nueva más lujosa, con acabados manuales y tejidos como Loro Piana o camisería de Tomas Maier. Creemos que tenemos que ir a contracorriente y desmarcarnos de lo que es el low cost, que actualmente está aflorando mucho. Para seguir apostando por la exclusividad que nos caracteriza, la única forma de hacerlo consiste en trabajar hacia arriba, no hacia abajo.
Parece que la sastrería se renueva con una nueva generación de diseñadores. ¿Corren buenos tiempos en el sector? Hace ocho años, la sastrería estaba estancada y olvidada. A partir de ese momento, con marcas como la nuestra —y con otras que han ido surgiendo— ha evolucionado. Se han creado muchas marcas nuevas, cada una en un nicho distinto, con un estilo y una imagen diferente y, en muchos casos, con calidad. Lo cierto es que se están creando marcas nuevas en el país, que están saliendo fuera, como es el caso de El Ganso, que, aunque tengamos estrategias distintas, es todo un referente.
¿Lander Urquijo viste de Lander Urquijo? Yo soy el test de la marca, ya que me pongo cosas que desarrollo y diseño. En algunos aspectos, creo que soy más moderno que la marca. Me gustaría expresar esa modernidad en la marca y no contenerme, sin embargo, no puedo pensar sólo en mí.
Has colaborado con marcas como Bultaco o el Athletic de Bilbao, al que vistes. ¿Qué te impulsa a trabajar con alguien? Algo fundamental es que las sinergias tienen que dar valor a las dos partes. Ambas tienen que aportar algo. Así, mientras con Bultaco ha sido una cuestión de similitudes en dos sectores, como la automoción y la moda; con el Athletic de Bilbao, qué puedo decir… Es el equipo de mis amores, un equipo diferente que no es normal.
¿Con qué sueña Lander Urquijo? Somos una marca, en ciertos aspectos, de culto. Eso no lo podemos conseguir con 500 tiendas. Sin embargo, mi ilusión sería tener una gran tienda en las mejores capitales del mundo. En España, por supuesto, en Barcelona; y fuera, en ciudades como Londres, Nueva York, Milán y París. Y añadiría dos más: Moscú y Tokio.
Texto: Rosario Fernández Fotografía: Gsus Fernández