Puede que tú ya seas irresistible de fábrica pero lo que no puedes negarnos es que el perfume siempre mejora, realza la materia prima. Ahora mismo te vendrán muchos perfumes al olfato pero no todos te convierten en todo un caramelito en la puerta del colegio. Hay algunos que dejan huella y si eres escéptico es que aún no has disfrutado de lo último de Moschino, Toy Boy. Sí, Toy Boy, tu nueva fantasía.
Y es que de fantasías vive el hombre y más cuando la primavera altera cada uno de nuestros poros, nuestras neuronas y las plaquetas que van en la sangre. Jeremy Scott lo vuelve hacer, después del éxito de Fresh Couture, y nos regala esta nueva esencia para los cuellos, muñecas, cuerpos más necesitados. Un chute tan refinado como masculino, firmado 100% por el talento del diseñador americano y con el que aumentar (más aún si es posible) el sex appeal que te gastas.
Una fragancia inspirada por esos hombretones que creara Tom of Finland en los 60 que exudaban feromonas y nos convertían, a su pasom a su más sexual religión mientras hacen de nosotros lo que quieren, marionetas o simples entregados toy boys, recurrente sueño hecho realidad. Una esencia que evoca todo aquello que en la intimidad hemos deseado y que nos lleva de la mano a aquellos 80 en los que Al Pacino filmaba Cruising o Robert Mapplethorpe se convertía en el rey del S&M más estética y en blanco y negro.
Un blanco y negro que también se adueña de esta campaña fotografiada por Giampaolo Sgura que, bajo la atenta mirada del modelo brasileño Jhona Burjack sabe captar a la perfección ese espíritu salvaje y en cueros que se nos despierta con tan solo salpicar unas cuantas gotas de Toy Boy sobre nuestro cuerpo. Un perfume, sin duda, no apto para cualquiera pero sí idóneo para aquellos que más de una vez han tarareado aquella letra de Jace Everett que decía aquello de “I wanna do bad things with you. I wanna do real bad things with you” y que, como hombres de palabra, lo llevan hasta las últimas consecuencias. ¿Quién quiere ser el siguiente Toy Boy?