Irlanda, tierra de poetas y grandes escritores, le hace hueco a uno de los artistas actuales más atípicos pero tremendamente talentosos. ¿De quién hablamos? De este rapero dublinés nacido del choque entre la música jazz y del escritor Charles Bukowski, una verdadera joya para el hip-hop de la patria de Oscar Wilde y James Joyce.
Puede que te hayas quedado anonadado con tanta referencia tan dispar pero la cultura es eso. La voz profunda de Reejie Snow nos dejó boquiabiertos en 2013, año en el que hacía su debut con su su primer mixtape, Rejovich, con el que se daba a conocer. Ritmos medidos metonímicamente que sonando a pura fantasía jugaban a mezclar a George Michael con Prince pero dándole una pátina realisticamente sucia hasta el punto de convertirlo en un rapero maldito.
Un artista que habiendo girado con Madonna, grabado con Kaytranada y firmado contrato con el mismo sello de artistas como Fetty Wap o Young Thug (300 Entertainment) ha conseguido sacar rédito de sus orígenes nigerianos, irlandeses y jamaicanos para no dejar de absorber lo mejor de la cultura contemporánea y vomitarlo a golpe de un hip-hop que cantaba al amor y a la pérdida. Un chico negro del norte de Dublín (barrio de Drumcondra) desnudando su alma y fluyendo mientras desmontaba los argumentos de aquellos que lo juzgaban por dificil de clasificar y que ahora no podrán resistir que publique su tercer álbum tras The Moon & You (2017) y Dear Annie (2018).
Con ‘Baw Baw Black Sheep’, que saldrá el 9 de julio, asistimos a un nuevo bautismo de Snow como cantante polifacético pero en esta ocasión a puro color. Un trabajo que, según el irlandés, es el resultado de un momento de lo más alegre, de pensar en Willy Wonka y la fábrica de chocolate y hacer que película y álbum sean capaces de unirse en una absoluta simbiosis. Y es que en el mundo de Rejjie parece no haber límites porque él solo quiere hacer música y lo que se viene es tremendo.