Llega un momento de la semana en que te preguntas si seguir sin afeitarte o seguir marcándote un “El Renacido” en toda regla. Instante en el que el dilema te sacude de manera tan fuerte que piensas que tu vida social y autoestima dependen de si pasas o no el filo de la cuchilla por la zona a rasurar y conviertes a ese hombretón de las cuevas tan molón en un lindo y angelical efebo.
Y es junto en ese segundo en el que nos decidimos a dar el paso cuando leemos que según la publicación bimensual Journal of Evolutionary Biology, hay un mayor porcentaje de gente a la que le gustan los hombres con vello facial que sin él.
Según el estudio, aquellos hombres que se entregaron a la transformación de su rostro deshaciéndose de su barba eran menos atractivos para el común de los mortales que aquellos que no habían manipulado su cara. Por otro lado, los primeros eran tomados como pareja perfecta para flirteos, rollos o todo lo que conllevara encuentros esporádicos, mientras que aquellos hombres barbudos (sin atender especialmente a que esta fuera más o menos poblada o larga) entraban a engrosar por méritos propios en el selecto grupo de los tipos con los que mantener una sólida y duradera relación.
Y es que pese a que muchos años nos separan de aquellos primeros cavernícolas que seducían por su exacerbada hombría, todavía son las barbas al hombre lo que las plumas al pavo real. Deja la cuchilla a un lado y aguanta que estás muy guapo. Por mucho movember que sea…