Qué pena da cuando tenemos que despedir a talentos tan necesarios como Carlos Saura. Un visionario que revolucionó el cine español de los 60, 70, 80, 90 y podríamos seguir hasta la actualidad, una figura imprescindible de la cultura de nuestro país para entender la España tardofranquismo y de la Transición. Un hombre que durante todo su carrera luchó para que la memoria (sin nostalgia) no se perdiera, para que los españoles no cometiéramos los mismos errores mientras él colocaba un gran espejo frente a nosotros.
Un Saura que hace días estrenaba su último documental, ‘Las paredes hablan’, y que recibía su Goya de Honor «por justicia poética», según el presidente de la Academia de Cine Fernando Méndez-Leite, en unos Goya que lloraban su pérdida, pero aplaudían tantos años de buen cine, de amor por la idiosincrasia propia de una España que amaba, de compromiso con la libertad sin mordazas. Qué mejor momento para tirar de filmografía y revisitar algunos títulos que marcaron a toda una sociedad. ¿Aceptas recomendaciones? Aquí nuestras favoritas. Saura, van por ti.
Peppermint frappé (1967)
Geraldine Chaplin y José Luis López Vázquez protagonizaron la primera película en conseguir un gran éxito comercial de Saura. Una historia de morbo, liberación sexual y una jarrita de menta frappé con misterio.
La prima Angélica (1974)
Polémica película con la que Saura volvía a su actor fetiche, López Vázquez, para contarnos la historia de un hombre atormentado por sus recuerdos de niñez durante la Guerra Civil española. Movimientos de ultraderecha intentaron prohibir el acceso a los cines donde se proyectaba.
Cría cuervos (1976)
Aludiendo al famoso refrán, Saura quiso enfrentar a Geraldine Chaplin, Ana Torrent, Mónica Randall, Héctor Alterio, Florinda Chico y Josefina Díaz en una película de lo más surrealista y muy crítica con el franquismo.
Mamá cumple cien años (1979)
Rafaela Aparicio nunca se sintió tan felicitada como en este proyecto que de manera cómica (pero muy a lo fantástico) Saura se recogía, a sí mismo, el relevo que había dejado con ‘Ana y los lobos’. Compitió al Oscar a Mejor Película Extranjera. No lo consiguió. Seguimos sin entender por qué.
Deprisa, deprisa (1981)
Incursión del director oscense en el cine quinqui, tan típico del cine de los 80, que presentaba un relato de lo más crudo de una España en transición en la que toda una generación no encontraba su lugar, se enfrentaban a una encrucijada sociopolítica sin querer mirar atrás. El desarraigo según Saura.
Carmen (1983)
Segunda película de la trilogía musical que el director rodó junto al bailarín Gades. Ángela Molina y María José Cantudo a punto estuvieron de hacerse con el papel que daba nombre a la cinta, el personaje creado por Prosper Mérimée. Al final fue Laura del Sol la que le dio réplica al coreógrafo español.
¡Ay, Carmela! (1990)
Basada en la obra de teatro homónima de Sanchis Sinisterra y con un claro guiño a aquella canción popular, El paso del Ebro, durante la Guerra Civil española, Carmen Maura y Andrés Pajares consiguieron una de las interpretaciones más sublimes de toda su carrera. Ni que decir tiene que es una crítica dramática del frente nacional.
Taxi (1996)
Dramón con historia de amor en la que una joven Ingrid Rubio no entiende la batalla que su padre, un taxista, mantiene contra todos los negros («mierda»), homosexuales, transexuales y travestis («pescado») y toxicómanos («carne») de Madrid junto con otros taxistas que se autodenominan «la familia».
Goya en Burdeos (1999)
José Coronado y Francisco Rabal comparten una de las peritas en dulce de la cinematografía de Saura: Francisco de Goya. Rabal consiguió su único Goya en la XIV edición de los premios.
El séptimo día (2004)
Inspirada en la masacre de Puerto Hurraco en el que se hace especial hincapié en esa España ancestral cuya tierra reclama la sangre de sus habitantes, en este caso de la localidad extremeña. Juan Diego, José Luis Gómez y Victoria Abril en estado de pura gracia.
Las paredes hablan (2022)
Último proyecto, recién estrenado, de Saura. Un documental en el que deja patente su interés por la cultura y el arte, por cualquier pulsión contemporánea, grafitis incluidos. Según contaba, le hubiera faltado seguir a Rosalía en una gira con su cámara.