El mundo de la moda, en los últimos años, ha dado cuenta más que fehaciente de su interés por abrazar tejidos y técnicas mucho más solidarias con el medio ambiente, de ser mucho más responsable en sus conductas de obtención de materias primas y de evitar un impacto en el entorno que pueda hacer que nos arrepintamos en el futuro. Un giro absoluto y unas coordenadas distintas que han hecho posible que en el caso de los tejidos, se haya apostado por materiales innovadores como el Piñatex como una de las herramienta para seguir con esta tendencia no sujeta a modas.
Mucho se ha hablado sobre el algodón ecológico, el nailon, las fibras de loto, el caucho reciclado, los posos del café, el ramio o el yute o, incluso, la piña. Una fruta exótica con la que la marca Piñatex (que da nombre al género) ha conseguido elaborar un tejido natural, semejante al cuero y con una actitud de lo más ética.
Fibras procedentes del aliento tropical que la firma Hugo Boss ha usado para crear su última colección de zapatillas que, además de ser un accesorio sostenible, son biomasa y por tanto bien podrían convertirse en fertilizante orgánico tras aburrirte de ellas. Un tejido que no resulta de ningún producto químico tóxico, y que a cargo de la empresa Ananas Anam se presenta, para la firma alemana, en cuatro colores y está absolutamente comprometido desde la propia pieza al packaging, una caja de papel reciclado.
Una práctica que aplaudimos y que sitúa a Hugo Boss al nivel de otras firmas como Gucci, Saint Laurent, Burberry, Adidas, Balenciaga, Zara, Ecoalf, Pugil o Med Winds (estas cuatro últimas, españolas) por su apoyo a un producto que no es de origen animal, que sustituye el plástico de su suela por TPU reciclado y cuyo origen proviene de los sobrantes que no se usan en el negocio de piñas. Una manera de dignificar los materiales de deshecho y de ser, a partir de este verano, lo más vegano posible.