Malta se ha convertido en el 25º país del mundo en legalizar las bodas gais. En este recogido archipiélago formado por las islas de Malta, Gozo y Comino —en medio del Mediterráneo— se respiran historia, cultura, mar, sol y gastronomía. Escenario de mil y una películas, su capital, La Valeta, ha sido elegida Capital de la Cultura 2018. ¿Necesitas más excusas para conocerla?
Existen muchas razones por las que visitar Malta. Este pequeño archipiélago, con un territorio que es algo así como la mitad de la isla de Ibiza, aúna historia, cultura, gastronomía, mar, sol y —desde el pasado mes de julio— se ha convertido en el 25º país del mundo en legalizar las bodas gais. Para celebrar este gran paso, Malta bien merece una escapada. Si estás pensando cuándo, el otoño es la mejor época para conocerla, ya que su buen clima te permitirá disfrutar de la isla sin el calor agobiante del verano maltés.
Si ya te has decidido —Iberia Express, elegida en 2016 aerolínea low cost más puntual del mundo, cuenta con vuelos directos a Malta para que en dos horas y media te plantes allí—, te proponemos unas breves pinceladas históricas para entender el presente de este encantador país. Su posición estratégica, en el centro del Mediterráneo, ha hecho que Malta haya sido codiciada por un buen número de civilizaciones, desde sus primeros pobladores, procedentes de Sicilia, pasando por fenicios, romanos, bizantinos, árabes, la Corona de Aragón, los Caballeros de la Orden de Malta, turcos, franceses y británicos, de los que Malta se independizó en 1964. Un legado, sobre todo el italiano y el británico, que se puede apreciar en el día a día de las tres islas habitadas que conforman el país: Malta, Gozo y Comino.
La escapada puede comenzar con una visita temprana a Marsaxlokk. Este enclave situado al sureste de Malta fue puerta de entrada de turcos y franceses y hoy en día es un apacible puerto de pescadores donde las capturas de la mar pasan de sus coloridas barcas a su animado mercadillo, en el que se puede encontrar casi de todo. Fue aquí donde el cineasta español Alejandro Amenábar rodó parte de Ágora.
Y de un escenario de película a otro, como es la Gruta Azul, escenario de La isla de las cabezas cortadas o Troya. No es de extrañar la elección de este enclave cincelado por el mar que ha dado lugar a cavernas marinas en las que, desde un pequeño barco, observarás un espectáculo mágico, donde la luz del sol hace que el agua se duplique y se muestren multitud de matices azules. Algo que podrás disfrutar desde el amanecer hasta mediodía, el momento ideal para escaparte a contemplar otra maravilla, esta vez arqueológica: Hagar Qim y los templos megalíticos de Mnajdra, construidos entre los años 3600 y 3200 a. C. y declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto con el Hipogeo de Hal Saflieni, el único templo subterráneo prehistórico, para el que tendrás que reservar con mucho tiempo si quieres visitarlo.
Con un pasado histórico sorprendente, los legados italiano y británico son más que palpables en el día a día de las tres islas habitadas que conforman el país: Malta, Gozo y Comino
La energía que se siente en Hagar Qim se transforma en paz y tranquilidad en la ciudad amurallada de Mdina. Capital de Malta hasta 1570, cuando fue sustituida por la actual, La Valeta, es conocida como La Ciudad del Silencio. Sus calles, con palazzos y edificios religiosos del siglo XV, además de la Catedral de San Pablo, están cargados de misterio. Haz un alto en el camino para algo más terrenal y almuerza en Trattoria AD1530, el delicioso y romántico restaurante del hotel Xara Palace, perteneciente al sello Relais & Chateaux.
Seguro que a estas alturas ya estás con ganas de comprobar por ti mismo en qué situación ha quedado La Ventana Azul, uno de los iconos del país, después del temporal del pasado marzo. Para comprobarlo, coge un ferry hasta Gozo para ver los restos de este imponente arco de piedra caliza fruto de la erosión causada por las sacudidas del mar durante siglos. Ha sido escenario de la serie Juego de tronos. De aquello ya no queda nada.
Lo que no te defraudará será el ajedrezado paraje de las salinas excavadas en piedra que sobresalen del mar en la costa noroeste de Gozo. Estas salinas de 350 años de antigüedad, que se extienden tres kilómetros a lo largo de la costa, son parte de la tradición centenaria de la isla de producción de sal, que en algunas familias ha pasado de una generación a otra.
Una parada obligada es la visita de la Cittadella, una pequeña ciudad fortificada en la localidad de Victoria. Habitada desde la Edad del Bronce, la configuración actual de la Cittadella es una combinación de un castillo medieval y una antigua fortaleza. Para reponer fuerzas, te recomendamos encarecidamente Ta’ Rikardu, un restaurante de comida tradicional en el que Ricardu, su dueño, elabora el vino y el queso. Delicioso.
No puedes irte de Malta sin conocer su capital, La Valeta. En sus sólo 900 por 630 metros cuadrados, la Ciudad Fortificada, Patrimonio de la Humanidad, cuenta con joyas como la Concatedral de San Juan, que alberga La decapitación de San Juan Bautista y San Jerónimo escribiendo, ambos de Caravaggio; el antiguo Palacio del Gran Maestre, sede del Gobierno, donde se encuentran más de 5.000 armaduras de la Orden de Malta; los jardines Upper Barrakka, con sus excelentes vistas; el Teatro Manoel, el tercero más antiguo de Europa; o la curiosa Casa Rocca Piccola, un palacio del siglo XVI que te mostrará cómo vivía —y vive— una familia noble maltesa. Pasea por la comercial Republic Street y en la calle del Obispo, tómate algo en el Caffe Cordina, el más antiguo de la ciudad, o deléitate en el Angelica, del que el chef Jamie Oliver consideró que sirve “el mejor conejo de Malta”. Después coge un pequeño barco para visitar Las Tres Ciudades (Senglea, Vittoriosa y Cospicua) que ofrecen una visión intrigante de Malta y su historia. Por si todos estos motivos no son suficientes para escaparte unos días, te damos uno más. La Valeta se prepara para ser Capital de la Cultura en 2018. ¿A qué esperas?
Texto: Rosario Fernández. Fotografía: Roberto Camello
