Desde tiempo inmemorial hemos usado la paremia “renovarse o morir” para determinar un punto de inflexión en el que necesitamos realizar una serie de cambios radicales, ya sea en nuestro comportamiento, imagen o, incluso, en el trabajo. Un precepto que hemos mantenido a rajatabla por ser lo suficientemente saludable como para que no nos arrepintamos de él, para que queramos que nos devuelva el dinero aquel que nos aconsejó el cambio o para sumirnos en un valle de lágrimas que ni en las películas más dramáticas de la Garbo en blanco y negro. Al contrario, una transformación para que nos sintamos plenamente orgullosos. Como satisfecho está el equipo Patek.com que celebra los 20 años de su web con un cambio de esos que se notan y por los que merece la pena bucear, perderse, encontrarse y empaparse con todo lo que la casa relojera nos puede ofrecer.

Una necesaria evolución acorde a los nuevos tiempos en los que el móvil, la tablet o el portátil se han convertido en una extensión de nuestro brazo y la revolución relojera de una de las firmas con más solera del panorama actual (data de 1851) no podía quedarse atrás.

Una web legible y de fácil manejo para investigar, aprender y comprar (porque también es de lo que se trata), acorde con lo que siempre se ha esperado de la familia Stern (dueña y señora de la marca) y de unos relojes convertidos en auténticos objetos de deseo para nuestras muñecas desnudas. Más de 200 modelos descritos hasta el detalle de su última complicación, así como secciones en las que encontrar desde información sobre las técnicas artesanales ejecutadas hasta consejos sobre su cuidado y mantenimiento o explicación exhaustiva de cada uno de sus movimientos, sin olvidar esa memorabilia necesaria para que nos llevemos una matrícula de honor no solo en nuestra muñeca sino también en conocimientos relojeros de alta gama, que nunca están de más. ¿Somos hombres de mundo o no?

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.