Sabíamos que tarde o temprano iba a ocurrir y es que las recientes declaraciones del Papa Francisco no nos pillan por sorpresa. Aún así, aplaudimos un gesto como el suyo que nunca está de más cuando aún los homosexuales son perseguidos, son marginados, son tenidos como monstruos de la naturaleza. Una naturaleza que creó el mismo Dios.
“Las personas homosexuales tienen derecho a formar una familia. Son hijos de Dios, y tienen derecho a tenerla. Nadie debe ser expulsado o estar descontento por ello. Lo que tenemos que crear es una ley sobre uniones civiles. De esa manera estarán cubiertos legalmente. Yo lucharé por ello”, ha explicado el Papa en el documental Francesco dirigido por Evgeny Afineevsky y estrenado en el Festival de Roma. Unas opiniones que no han sentado bien a una pequeña minoría que aún sigue pensando que los gais debían estar confinados en sus guetos de por vida pero que han sido aplaudidas por la gran mayoría que aunque con retraso, al fin han salido de su boca.
Y lo hicieron en 2019. De hecho, son un extracto de una entrevista realizada por Valentina Alazraki y emitida en el canal de televisión mexicano Televisa pero que quedaron “censuradas” desde el mismo medio, así como de las publicaciones vaticanas. Unos totales que ven la luz para sorpresa de la Santa Sede pero alegría y aplauso de los que siempre hemos apoyado la tolerancia y el estar a favor de los derechos fundamentales.
Unas uniones civiles, que no matrimonio, que han servido de argumento a muchos obispos para seguir desautorizando las contundentes palabras de Francisco pero el común de los normales (sí, normales) ven como un pequeño paso de lo que puede llegar a ser la Iglesia del futuro. Porque aunque muchos comiencen a defender que esto ya debería ir a misa, no debemos olvidar que es el Papa (y no la Iglesia) quien ha opinado al respecto y que no hay encíclica que refrende esta idea. Tiempo al tiempo, de momento este papa es ya el papa de todos los gais, también.