Si Cristóbal Balenciaga levantara la cabeza, lo más seguro es que desandaría el camino hecho para no volver jamás. Una huida, que ni la de aquellos románticos de la literatura universal, motivada por un mundo de la moda que a veces pierde el norte, aunque su objetivo sea mantenerse en la picota, y que desea que hablen de él… aunque sea mal.
Y es que parece que a Demna Gvasalia, diseñador creativo de Balenciaga, lo que le mola es hacer el calzado más feo que te puedes echar a los pinreles. Primero fue la incursión de las Crocs en el calzado de la marca; posteriormente modelos como el X-Pander y la Triple S hicieron las delicias de lo más fashionistas (que no los más elegantes), y con el fervor comercial en todo lo alto, llegaron sus botas para la lluvia, que bien podría usar el asesino de ‘Sé lo que hicisteis el último verano’. Siluetas que pierden la batalla contra la ‘Paris Sneaker’, su nueva joyita para tu zapatero.
Unas zapatillas que a simple vista nos recuerdan a unas Converse Chuck Taylor, pero que pasadas por la desbrozadora más cercana se presentan como el nuevo «juguetito» de aquel que tenga el valor de pagar 1,850$, porque no le venga a bien tirarlo directamente. Unas zapas «extra destroyed», agujereadas y envejecidas hasta la enésima potencia y disponibles en una edición limitada de 100 zapatillas.
100 fanáticos de la marca de origen español, y perteneciente al grupo Kering, que podrán lucir esta nueva horma Balenciaga con la que desde la firma pretenden convencernos de que este modelo está pensado para usarse toda la vida, aunque no sabemos si una vez sacadas de la caja… nos durarán más de un par de asaltos. ¿Y lo que va a hablarse de ellas? Impagable.