El buen tiempo nos abre el apetito por lanzarnos a las calles y disfrutar del día y no se nos ocurre mejor manera que hacerlo en un restaurante que, en realidad, es una casa de comidas sin más artificio que hacértelo pasar de lujo.
Alex Atienza homenajea a su abuelo agricultor con Nantes, un restaurante a un tiro de piedra de la plaza de Legazpi, y donde la especialidad de zanahoria Nantes le otorga su nombre y más sincera propuesta.
Una propuesta donde el recetario de toda la vida se hace con una cocina que bulle en sabrosos olores y donde el chef Atienza pone toda su dilatada carrera como cocinero al servicio del paladar más exquisito.
Así, nos encontramos con una cocina de temporada muy bien combinada, en un Nantes donde el barro cocido humea y el roble se convierte en el mejor marco con el que encuadrar la puesta en escena. Un negocio que sabe como pocos darle el toque a platos como su oreja de cerdo crujiente, callos de ternera estofados a la madrileña, longaniza de Graus a la parrilla sobre cremoso de calabaza, bravas de boniato con salsa picante de caracoles, pochas de Navarra con gamba blanca, bacalao en suquet marinero, pollo de caserío marinado con yogur y especias, lomos de sardina en escabeche de naranja o a esa ensaladilla cremosa con caballa ahumada y salazones, que no podemos olvidar. ¿Te vienes?