Acabar las vacaciones, descubrir que los días vuelven a ser más cortos y darnos de bruces con la cruda realidad (esa que obliga a nuestro bronceado a despedirse sin paños calientes de nuestro cuerpo para volver al mar) puede hacer que la melancolía se apodere de nuestro ser. Si pensamos que tampoco está tan mal, que el verano nos lo hemos montado muy bien y que ya va habiendo ganas de sacar los abrigos, botas y demás complementos porque el fresquito también tiene su puntito, no podemos por más que volver la mirada atrás y echar un ojo a la loca propuesta del diseñador Craig Green para Moncler que ha decidido que los kilos de más de esta temporada los taparemos sin más porque nuestro trabajo (y buenas raciones de espeto, aroces y frituras varias) nos ha costado.
¿Os acordáis del hombre Michelin? Sí, DEARS, aquella mascota de la empresa francesa de neumáticos (hoy convertido en todo un imperio que hasta reparte estrellas gastronómicas) que desde 1894 nos ha acompañado desde que teníamos uso de razón y que veíamos decorando camiones, tiendas, anuncios para la televisión y demás medios y que, podemos decir, se convirtió en un personaje de nuestra particular cultura pop junto con Naranjito, Curro o Ruperta. Pues parece ser que el diseñador británico Craig Green se ha inspirado en un cruce entre Michelin y un buzo de los de Julio Verne para marcarse una de las prendas estrellas de este otoño/invierno en el que ya puede hacer frío.
Y es que lo necesitaremos para poder lucir como las reglas mandan esta colección con la siempre moderna Moncler que como parte de su proyecto Moncler Genius se ha aliado con el británico para divagar sobre protección corporal a bajas temperaturas.
Un uniforme para el invierno de lo más sugestivo e interesante si no fuera por lo complicado de llevar si no es puesto, un armatoste de forma escultórica en nylon y algodón con el que seríamos la envidia de cualquier esquimal o, incluso, hombre de las nieves. Una colección que ya ha levantado tanto a fervorosos admiradores como detractores de su asiento para aplaudir o intentar hundir esta colaboración que no pasará sin pena ni gloria y que no va dirigida a nadie en especial. Y es que según explica Green, lo que pretende “es ofrecer ideas, mucho más que prendas, al espectador con las que poder maquillar las suyas propias y desatar su imaginación».
Una armadura frente a los tiempos catastróficos por los que estamos pasando y que de manera sencilla y funcional poder preservarnos no solo del frío sino de estas inclemencias externas que no solo son climatológicas y que preocupan más que un resfriado. ¡Demos la bienvenida al hombre Michelín! ¡Al hombre Moncl-green!
Nota: Los que no puedan esperar a probarse uno de estos abrigos pueden dejarse caer por Montreal donde hasta el 10 de septiembre tiene lugar la exposición al público de este proyecto en Ssense Montreal