En más de una ocasión hemos confirmado que la moda, si es moda realmente, nada tiene que ver con un soporte para vender trapos y ya está. De la misma manera que un novelista escribe un libro y usa las palabras indicadas para cada párrafo, un diseñador elige esas prendas que darán forma a una colección, a una temporada. Por eso, muchas veces moda y literatura se unen, dado su objetivo común. La firma Lazoschmidl es un claro ejemplo de ello.
Una firma sueca no binaria donde el concepto es capaz de dar pie a que hombres y mujeres adquieran sus productos y desde donde Lazo y Schmidl se han encargado de ayudarse del espíritu más adolescente para asentar una marca creada para romper barreras y divertirse todo el rato.
Una marca sueca que mantiene en la moda, el diseño y la literatura las férreas bases de un estilo no apto para aburridos o poco tolerantes y que ya en 2016 les hizo ganar el Premio a la Innovación otorgado por el Swedish Fashion Council. Una aventura que se ha convertido en viral, gracias a las nuevas tecnologías, y que ha creado un universo Lazoschmidl plenamente reconocible en nuestro días a día.
De ahí que cada una de sus colecciones sean aplaudidas y buscadas por los más fashion victims de la sala, convirtiéndose en la excusa perfecta para dar rienda suelta a nuestra pasión por ese estilo cheeky porn (porno descarado) con el que seducimos sin llegar a ser vulgares pero que tantas alegrías porque las reglas del juego en el vestir son muchas y cada uno las ajusta a su perfil.
De ahí, que el fanzine que también la marca distribuye desde su web presente en su último número un editorial en el que chicos, perros y erótica gay se dan cita y con el que ponen broche final a un año de lo más variopinto que tiene su traca final en un calendario que a modo de chicos pin up, se inspira en el estilo universitario y en las fotos de los anuarios para dar rienda suelta, una vez más, a esta atrevida y colorista imagen que tienen de la moda, que cada día captan más y más adeptos. ¿Con qué mes te quedas?