Cuando llega el calor huimos del interior, los que vivamos en él, para volar a otros destinos donde la calidez extrema se pueda sobrellevar a golpe de mar y buenos alimentos. Porque sí, la piscina y charcas urbanas están muy bien, pero al bajar de las azoteas o volver a pisar a pie de calle, las altas temperaturas nos vuelven a recordar que fuimos ilusos al pensar que podríamos sobrellevarlas sin ayuda. Por eso, no dudamos en tirar de puente aéreo y acabar en Ibiza, guarida, también, para aquellos que no solo vamos buscando fiesta y sí, una sombra con vistas y suculentos restaurantes mediterráneos en los que olvidar que, en algún momento, habrá que volver. ¿Te recomendamos alguno?

De todos es sabido que Ibiza, antes de ser el centro neurálgico de la fiesta veraniega mayúscula por antonomasia, era un destino para hippies y gente bohemia que encontraban en la conocida Isla Blanca, su particular terapia contra la locura de la gran ciudad. Parajes sosegados, cargados de buenas vibras, donde lanzarse a la slow life, mientras decidimos en qué calita tomaremos el sol o a qué restaurante acudiremos para recargar pilas. Para lo segundo, aquí nuestras recomendaciones:

Can Domo

Javier Sanz y Juan Sahuquillo, los jovencísimos chefs tras el éxito de Cañitas Maite (Albacete) desembarcan en este hotel pinar alejado del mundanal ruido para dar de comer a sus fieles de lo bueno lo mejor. Pescados salvajes, mariscos, carnes con denominación de origen y vegetales de su propio huerto ecológico en platos como su jarrete de cordero ibicenco y gnocchi con salvia, guisantes lágrima y kokotxa de merluza, txuleta de vaca rubia gallega con espárragos blancos y limón quemado o su croqueta, «la Mejor Croqueta del Mundo 2021». Tienen aceite de oliva virgen extra ecológico propio.

Carretera Cala Llonga, Km 7.6. Santa Eulària des Riu.

© Daniel Balda

Casa Jondal

Situado en la cala que le da nombre, en el sur de la isla, y cogiéndole el testigo a aquel restaurante que preparaba paellas frente a la encantadora playa de piedras, en el chiringuito que el talentoso Rafa Zafra se ha montado en Ibiza se sirven los mejores pescados, dejándole al comensal la decisión de elegir de entre las técnicas posibles (plancha, brasa, frito o hervido). De ahí, que disfrutemos de un San Pedro a la bilbaína de ajo asado imponente o de un cangrejo real con caviar, de unos chipirones ‘Gotanegra’ o unas almejas en salsa verde insuperables. Las cigalas al ajillo con huevos fritos y patatas y el carpaccio de gamba roja al natural también merecen tu atención.

Cala Jondal, s/n.

Es Boldado

Las sobremesas en un balcón colgado sobre la cala D‘Hort son sobremesas más plácidas y gustosas. Solo hace falta pasarse por este restaurante frente a Es Vedrà y probar esa carta especializada en productos de temporada y en materias primas marinas que con tanto mimo eligen Antonia y su marido Rafael. Un matrimonio que lleva más de 30 años sirviendo platos como su ensalada de atún en escabeche casero, sepia, salmorra de pescado con su arroz a banda o una langosta al ajillo que recargará tus pilas de 0 a 100 en cuestión de un par de bocados. Se llena rápido, no te olvides de reservar.

Diseminado Cala D´Hort, 69. Sant Josep de sa Talaia.

Las Cicadas

Bonita, pinturera y con más de 6 siglos a sus espaldas. Esta villa payesa tiene todo lo que necesitas para poner el móvil en modo avión y entregarte a los placeres más hedonistas. Un verdadero oasis en Santa Gertrudis donde reconectarse con aquellas cosas que verdaderamente importan, mientras disfrutamos de las ricas propuestas gastronómicas del catering La Grande Bouffe. Pídete un ajoblanco, un ceviche de lubina con yuzu y pomelo, una focaccia al carbón con tomates cherry, zanahoria y pistacho, cordero crujiente con hummus y cebolla caramelizada o unas acelgas estofadas con naranja y mozzarella. Sanito, sanito.

PM-804. Santa Gertrudis de Fruitera.

Pecador

A éxitos como Can Carlitos y Es Códol Foradat, el catalán Nandu Jubany suma Pecador, un reducto de lo más bohemio y natural donde la eucaristía gastronómica comienza con un potente cóctel con zumo de remolacha y ginebra (será para expiar tus pecados) para proseguir con unas croquetas de gambita de Formentera, una gilda de lubina con zumo de piparra, un carpaccio de atún Blue Fin, unos mejillones increíbles o un arrossejat de fideos con sepia y alioli y terminar con una tarta de queso «de la muerte», con la que esquivar a la susodicha.

Carrer des Riu, 54. Santa Eulària des Riu.

Sa Caleta

Cocina tradicional marinera en un negocio con mucha historia y donde las prisas no son bienvenidas. Un restaurante que, ubicado en uno de los primeros asentamientos fenicios en nuestro país (hoy regentado por la familia Pujolet), se sabe abanderado de la cocina pitiusa gracias a platos como su bullit de peix, la caldereta de langosta, los calamares salteados o la gamba roja ibicenca y ese guiño a la cocina más moderna con las ensaladas de algas con pescado marinado y de endivias con nueces e higos secos o el rape en salsa de mariscos. Si te van los experimentos, prueba el café Caleta, inventado por la familia.

Platja d’es Bol Nou, s/n.

El Bigotes

Autenticidad y minimalismo es lo que encontramos en este chiringuito mítico de la isla. Un bonito punto de encuentro enclavado en la cala de la Mastella, que desde 1969 lleva sirviendo su bullit de peix sin cambiar ni una sola coma de su receta. Un modesto chamizo donde el servicio no comienza hasta las 14h, donde al sentarte te sirven el mejor alioli que hayas probado en toda tu vida y donde opciones como su arroz a la marinera o el bullit de peix se convierten en las especialidades de la casa. ¿Por qué se llama El Bigotes? Pregunten al bueno de Joan Ferrer, toda una institución.

Camino Cala Boix a Cala Mastella, 138T.

Cas Gasi

El agroturismo encuentra uno de sus mejores representantes en este negocio situado en una preciosa casa payesa, casi oculta. Un hotelito que llama al sosiego, mientras la naturaleza y la propia belleza del lugar equilibran tus chakras. Coordenadas más que idóneas para descansar, disfrutar y darte al buen comer, pues platos como su tartar de remolacha al horno a la sal con aguacate, huevo escalfados con espinaca, lubina salvaje con puré de chirivía, cordero con granada y hojas verdes, pollo payés con cremoso de patatas ahumadas y chalota confitada y un bizcocho de leche de cabra con fresas del huerto te echarán un cable.

Camino Viejo de Sant Mateu, s/n. Santa Gertrudis de Fruitera.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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