Madonna es lo más parecido a Atila, rey de los Hunos, allá por donde pisa raramente vuelve a crecer la hierba. Y lo mismo parece estar pasando en Lisboa donde la cantante ha trasladado su residencia. Sí, lo que oyes. Madonna vive a escasos 500 km de ti y tú sin enterarte. Pues bien, la cantante americana no contenta con ser un alma libre y rebelde (a sus ya bien paseados 59 años) parece que quiere hacerse notar en la capital portuguesa y devolverle todo su cariño y gratitud. O lo que viene a ser lo mismo, no pasar desapercibida alterando un tanto la tranquilidad propia de la capital lusa con sus churumbeles más peques y decidiendo que será Lisboa, la ciudad elegida para ponerse manos a la obra en la dirección de su tercera película. ¡Tiemblen señores!
Creíamos que dado el varapalo sufrido en 2011, tras su segunda incursión detrás de la cámara (W.E) y con la que daba rienda suelta al imaginario que rodeó la historia de amor del rey Eduardo VIII y Wallis Simpson, se lo pensaría un poco antes de volver a regalarnos un buen puñado de minutos de metraje con los que hacernos sangrar los ojos, pero la artista americana está dispuesta a demostrar que además de cuerdas vocales que son lo suyo (bueno, cada vez menos…), también tiene buena mano como realizadora. La incombustible ambición rubia, vuelve a la carga con Loved, una película que llevará a la gran pantalla la novela de Andrew Sean Greer, The Impossible Lives of Greta Walls, en la que la protagonista se ve transportada a otras vidas que podía haber vivido.
Historia romántica con tintes LGTB que refleja el interés (de años) de la cantante por la causa homosexual y uno de los motivos por los que ha decidido comenzar una nueva vida en Europa. Y es que son más que sonadas sus disputas en redes sociales con Mr. Trump y sus políticas en contra del lobby gay y los derechos civiles fundamentales. De hecho, según ha anunciado, también prepara un nuevo disco cargadamente político al más puro estilo American Life, uno de sus trabajos menos valorados pero quizá uno de los más auténticos y honestos.
Un presente que se vislumbra más que ocupado para la diva del pop que pese a estar tan lejos de su América querida no sentirá morriña al estar muy bien acompañada. Y es que, además de por su extensa prole, también contará con el modelo portugués Kevin Sampaio (del que quedó prendada desde que lo contrató para salir en su vídeo Bitch, I’m Madonna y que cuenta con un gemelo, Jonathan) y con el que parece tener una bonita relación y un contrincante perfecto en sus largas noches de parchís hasta el amanecer. La entendemos. Madonna, ¡mucha mierda y al toro! Portugal te acabará haciendo hija predilecta.