Durante décadas nos han hablado del orgasmo femenino, de las mujeres multiorgásmicas y de todo aquello que sucede desde el momento en el que alcanzan ese soñado clímax y se entregan al más sexual de los intercambios de fluidos. Pero, ¿sabías que el hombre también puede alcanzar un orgasmo y, además, hacerlo repetidas veces hasta que no pueda más? ¡Pues sí! ¡Bienvenidos a la Tierra Prometida!
Para los que no lo tengan muy claro, el orgasmo no es aquello que se siente una vez has descargado (hablando sin paños calientes) sino aquellos 7 segundos, más o menos, previos al descorche de la botella en los que ni sientes ni padeces porque te has pegado un viaje por las nubes. Tal cual.
Momento en el que ese gustirritín recorre como un relámpago todo tu cuerpo para perderse entre el escroto y el pene y ya de perdidos al río.
Aunque esa sensación se puede alargar. Y es que de la misma manera que un hombre no puede eyacular varias veces seguidas sin que se haya repuesto de la anterior, sí que puede lograr tener un orgasmo múltiple sin que tenga necesidad de terminar o un NEMO que es como se llama el momentazo según la Mel Magazine, que de esto sabe un rato.
Unos orgasmos que distan un tanto del gran orgasmo que te hace vibrar de no ser múltiple pero que poder sentir en primera persona de poner algo de tu parte ya sea endureciendo tus músculos pélvicos y domarlos en caso de desboque masivo, experimentar con la masturbación y no eyacular por eyacular para conocer a la perfección tu particular punto de no retorno, probar con otras posturas o controlar la respiración para que se lleve a cabo desde el diafragma. El que no roce el cielo con los dedos más de una vez es porque algún paso se ha saltado. Repite y memoriza o Sashay away!