A Justin Bieber le flipan los sándwiches de queso y mantequilla de cacahuete, a Madonna estrenar retretes (y que luego los destruyan), a Beyoncé comer con vajilla de plata, a Mariah Carey beber el champán con pajita, a Kanye West cuidarse los labios con Carmex y el careto con L’Occitane, a Britney Spears los retratos de Lady Di y a Eminem los estanques con carpas Koi. Pero si hay un cantante que se lleva la palma, en estos de los gustos extremos, es Elton John que más allá de estas minucias de diva moderna se pirra por el olor de la vagina de Gwyneth Paltrow. Sí, lo que lees.
Si estás metido un poco en el panorama celebrities internacional recordarás cómo la pesada de Gwyneth Paltrow (que no ha vuelto a hacer nada interesante desde que subiera a recoger su Oscar, en 1998, por Shakespeare in Love) creó hace un mes una vela multiventas (75$) que huele como su vagina. De hecho, con ese nombre se sigue vendiendo en su página web, Goop, esta vela “divertida, maravillosa, sexy y con una esencia bellamente inesperada” o, al menos, hasta que Elton John hizo acopio de este “básico” para el hogar de lo más excéntrico pero sofisticado cuyo olor nos intriga sobremanera.
Y es que el cantante de 72 años recientemente hizo un cargamento de la susodicha. “Elton John compró una tonelada de velas. Le gusta mucho, mucho, mucho. Es un fanático”, explica Douglas Little, el perfumista que ha desarrollado junto a Paltrow This Smells Like My Vagina. Una venta que, a pesar de haberles dejado temblando de existencias, les ha reportado la mejor jugada de marketing de los últimos tiempos, la mejor propaganda para esta vela que surgió de una lluvia de ideas mientras Paltrow estaba drogada (lo ha confirmado ella) que muchas (y muchos) no quieren que dejen de reponerla in saecula saeculorum, es decir, hasta que nos llegue la hora. Elton nos enterrará a todos.