Podemos decir que de la misma manera que muchos creen ver la luz al final del túnel, al diseñador Raf Simons el leer aquella tragicomedia teatral titulada Drugs, tras la cual se encontraban los escritores Glenn O’Brien y Cookie Mueller, también le supuso un auténtico punto de inflexión. Pocos la conocían y es que ser un manuscrito de tantos que acaban sin ser llevados a escena por underground y, para más inri, por tratar el mundo de las drogas de una manera tan cómica como brutal (y en los 80) pues mucha ayuda no suponía.

Da igual. Con más valentía que otra cosa y como claro homenaje a la escena rave alemana de los 80, Simons no solo incorpora la inspiración que le supuso esa obra teatral sino también la de aquel betseller de 1978 que firmarían los periodistas Kai Herrmann y Horst Rieck, en colaboración con la niña por aquel entonces, Christiane F., un relato sobre su relación con las drogas y las prostitución desde su época teen. Unas bases para un desfile que partiendo de Drugs y Los niños de la estación del zoo (el libro sobre Christiane F.), lleva a Youth in Motion (nombre de la colección) a una auténtica introspección acerca del uso de las drogas y la gestión de la adicción.

Un tema de candente actualidad desde edades muy tempranas que la moda no podía pasar por alto y mucho menos el diseñador belga. Una reivindicación a golpe de los pasos de sus modelos, ataviados con prendas en constante alusión a anfetaminas, éxtasis líquidos y demás narcóticos, estupefacientes o alucinógenos y que a través de diseños desestructurados en prendas de punto, blazers estampados, cuellos tortuga superpuestos, parches, bordados, botas de caña alta, pantalones cargo pitillo, sastrería con claros guiños a Jil Sander y una alienación textil absoluta en colores oscuros, neutros y notas de color en rojo en todas sus variantes cromáticas respondían a esa estética del Berlín más positivo en drogas.

Un sentir a medio camino entre los punk y aquellos ciudadanos que vivían al margen de la ley y apegados a la dependencia más química, vuelta a una estética que no ha cambiado tanto en las últimas décadas, imágenes de una realidad que se abre como debate social y que no calla puesto que la verdadera denuncia es la que no pasa de largo ni es impasible y remueve conciencias… aunque sea en el modo que visten su intensa y obsesiva rutina. Una oda al mundo de las drogas pero desde la crítica de la visibilidad. Un festín para los sentidos que nos hace recapacitar.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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