Los meses de confinamiento nos han abierto los ojos. Nos han hecho descubrir que ahora lo que prima es el colectivo frente a lo individual, que unidos se trabaja mucho mejor y que de los males que azotan a todos se puede salir victorioso si remamos en la misma dirección. El ya clásico Lacoste lo tiene también muy claro.

Por ello, en un tiempo tan vertiginoso que, a veces, da miedo, la firma francesa retoma su pasión por los clásicos y su apego por las cosas bien hechas para volver a poner su experiencia al servicio de la tendencia y descubrirnos otros caminos de lo más interesantes. Pasos que nos llevan a su unión con la Maison Lemarié en un claro combo indestructible con el que se enfrentan a la nueva realidad.

Una aventura conjunta que nos transmite el valor de lo auténtico, la fortaleza del savoir-faire más real junto con la firma de artesanía en flores y plumas más reconocida de París desde hace más de un siglo. Siglo de historia que, también, tiene en común con un Lacoste que ya resulta atemporal.

Una colección en edición limitada que rinde homenaje a la artesanía y a la libertad más creativa y con la que su director creativo Louise Trotter se inspira en ese  barrio X de París que no ha perdido su pátina retro (aún habiendo pasado los años) porque, al igual que estas dos firmas francesas, ha sabido agarrarse al presente de los pintorescos puentes peatonales y las cafeterías bohemias del canal Saint‑Martin o los restaurantes indios del pasaje de Brady siendo coherentes y resguardándose en las cosas que verdaderamente importan: lo verdadero, lo genuino, lo real… la vida y nada más.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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