Que levante la mano al que le guste Piratas del Caribe. A casi nadie, ¿verdad? La primera película, bueno, estaba bien; la segunda, ya si eso; la tercera, innecesaria; la cuarta, ¿por qué?; y la quinta… la quinta, cómo decirlo, de verdad… no hacía falta el esfuerzo, no hacía falta el desatino, no hacía falta hacernos pasar por esto.

Seamos serios. Jack Sparrow no es un pirata. Es un pillo amanerado que regenta un barco como podría poner copas en un chiringuito en la playa, que igual se enfrenta a un pulpo satánico gigante que te baile Beyoncé sobre un bafle. Eso no es pirata, es un tío puesto hasta las cejas tan excesivo, tan peripuesto, tan artificial que no tiene nada que ver con el oficio de la piratería, un mundo al margen de la ley pero con unos códigos muy serios y honorables que en esta saga se diluyen entre pantomimas y gags, entre sombra de ojos y exceso de accesorios. Nada tienen que ver estos Piratas del Caribe con un género hecho a la mayor gloria del cine de aventuras que a lo único que aspira en esta ocasión es a mantener viva una franquicia que está feneciendo. Nada queda en ella de la originalidad de la primera entrega y Johnny Depp se limita a hacer una serie de muecas y florituras con la boca y las manos que ofenden a ese insigne personaje de la historia de la literatura y el cine que ha sido y será siempre el pirata.

Aunque los efectos especiales son muy impactantes nada en ella nos abruma ni llama la atención. Nada en ella vale dos horas de nuestro tiempo ni diez euros de nuestro bolsillo. No, perdón, Javier Bardem-Salazar sí vale la pena. Su personaje es tan cómico, tan absolutamente risible, que a ratos parece que estemos viendo una comedia a lo Hot Shots! Pero no… es Piratas del Caribe. Y es en serio.

Posted by:Belén Ester Casas

Friki de Star Wars y de Bergman, de Sexo en Nueva York y de Sergio Leone. Sí, es posible. Resumo la historia del cine en tres palabras: Ford, Hitchcock y Spielberg.