Desde que a mediados de 2009 Tina Turner echara el telón de su multitudinaria gira por Estados Unidos y Europa, la carrera de la cantante se ha mantenido en un perfil más bajo de lo normal. Sus 69 años, en aquel momento, hacían presagiar que “los tobillos más negros de la música” (como la llamaban) querían un descanso y no encontraban mejor manera de hacerlo que bajándose de los tacones y retirándose a la plácida tranquilidad de su château en el lago Zürich (Suiza). Pero como dicen… las leyendas nunca mueren y más si aún están vivas por lo que después de un merecido descanso, la reina planetaria del rock and roll vuelve a calzarse sus ropas de diva y hacer lo que mejor sabe: ser una estrella.
Y es que la Turner, a sus 78 años recién cumplidos y con un musical sobre su vida (Tina. The Tina Turner Musical) dirigido por Phyllida Lloyd y que hará que todas las noches a partir del próximo marzo se cuelgue el cartel de “no hay entradas” en el mítico Aldwych de Londres, parece que aún le queda peluca para rato.
La diva se programa un 2018 movidito con una nueva biografía, continuación de la autobiografía I, Tina publicada en 1986 y que años más tarde se llevaría a la pequeña pantalla con el biopic What’s Love Got Do Have With It (Tina, para los amigos españoles).
Tina Turner: My Love Story (Aria Books) saldrá a la venta el próximo octubre de 2018 y según avanzan no sólo hablará de cómo The Acid Queen ha logrado, al fin, encontrar el amor después del calvario de malos tratos que le hizo pasar su primer marido Erwin sino también de la enfermedad mortal a la que se ha enfrentado y a la que con la garra propia de personas que no sucumben al peligro ha sobrevivido.
Un suculento gancho que no hace otra cosa que recuperarnos a la Turner que ya echábamos de menos y que coinciden con su 60º aniversario en la música y lo que te rondaré Proud Mary.