No hay planazo veraniego que no se mejore con una parrilla. El sol llama al calor de unas buenas brasas y en La Parrilla de Nino encontramos todo lo necesario para pasarlo estupendamente, mientras el estómago agradece el gesto.
Quizá ya conocieras el local que tienen en Príncipe Pío, pero en esta ocasión ponemos rumbo a la Plaza de Cristino Martos, muy cerca de la glorieta de San Bernardo, un lugar donde parece que, sin buscarlo, nos hemos quitado de un plumazo el mundanal ruido de un Madrid aún de vacaciones.
Y es que en La Parrilla de Nino del centro se convierte en el verdadero oasis de aquellos que quieren relajarse y llenar el estómago con chuletones, carnes maduradas, hamburguesas y una selección de presa como pocas veces te habrás paladeado. Una oportunidad de sacar a pasear tus bien afilados colmillos dispuestos para hincarle bien el diente a esos platazos a la parrilla que tanto te gustan, mientras los hacer acompañar por una cerveza Águila fresquita, fresquita.
Una aventura gastro que nos servirá de recarga de energías para el otoño, que ya asoma la patita, y de primera toma de contacto con esos planes culinarios que te marcarás durante el nuevo curso.
Con todo esto en mente, no le negaremos el paso a sus croquetas caseras de rabo de toro o de carabinero, a los huevos estrellados con gulas y gambas, a sus espectaculares bravas, los torreznos, la ensaladilla con ventresca, la oreja o el chorizo a la sidra, los pimientos de padrón, su costillar de cerdo o lomo de atún a la parrilla, el cachopo de jamón, su crispy burger, el pulpo a la gallega, los calamares o un Tomahawk de 1,3kg., que bien merece un suspiro. Tiramisú casero y un licor de hierbas y como un señor.