Lady Gaga siempre dará que hablar y aunque se proponga lo contrario será imposible que pasé desapercibida o que cualquiera de sus movimientos se convierta en un acto absolutamente ordinario y sin importancia para el común de los mortales. Si no, solo hace falta echar un vistazo a su último tema, The Cure.
Hace unas semanas, en el preciso instante en que Lady Gaga hacía historia subida al escenario de Coachella (sustituyendo en cartel a una embarazadísima Beyoncé), nadie podía presagiar que el estreno sorpresa de la última canción de la cantante la convertiría en trending topic mundial y objeto de más memes que los que podría haber conseguido Britney Spears en un par de días de shows en Las Vegas.
Un hit instantáneo, muy esperado por muchos de sus admiradores, que no solo se situaba en los primeros puestos de las listas musicales internacionales sino que en su primera semana consiguió vender casi 80.000 descargas digitales. Una noticia que hubiera quedado para mayor gloria de su intérprete de no haber sido por el estreno del vídeo con letra de la susodicha canción que no es que fuera bien recibido sino que más de uno se arrepiente ya de haber visto por sus efectos secundarios.
Y es en este punto, en el que tu cabeza empieza a pensar si es el lyric video de The Cure no es otra cosa que lo más parecido a aquella profecía de la película The Ring, en la que si veías ese VHS que recibía la protagonista, morías a los 7 días. Pues no, pero tampoco vas mal encaminado porque el encargado de diseñar el vídeo se ha lucido con el ágil (el que dice ágil, dice a la velocidad de la luz y más allá) movimiento en dos direcciones de los textos que componen la letra de la canción. Varias líneas paralelas moviéndose en ambos sentidos, a la vez, y jugando con el blanco y negro de las letras y de los fondos, mientras que en el centro Lady Gaga retoza sobre un sillón impecablemente tapizado en raso azul.
Una mezcla un tanto enfermiza que ha unido tanto a fans de la cantante como a detractores acérrimos y oculistas colegiados de medio mundo que han llegado a la conclusión de que si consigues terminar de ver el vídeo pestañeando lo estrictamente necesario, seguramente hayas logrado provocarte un estrabismo agudo o un astigmatismo de libro de primero de carrera. Una cura, por tanto, que no funciona como tal y que no sabemos si la diva americana intentara solucionar con un videoclip antídoto que nos devuelva nuestra buena vista, esa que necesitamos para seguirle la pista por muchos tours más. Aun así, la canción es otro éxito de LG y su mensaje de amor incondicional a todos sus fans, nos llena de orgullo y satisfacción.