La política ya no es tendencia. Con los varapalos que este nuestro país se ha ido llevando en los últimos años, los gobernantes han perdido el rango de influencers que en su momento tuvieron. Ya nadie cree en ellos y pocos son los que aún pueden decir a voz en grito que tienen a la opinión pública de su lado. Ni siendo guapos lo consiguen. Y es que hace falta mucho más que llenar un traje y saber conjuntar un talento sin tacha con buena mano izquierda para llevarse tanto a los votantes como a la oposición de calle. Solo los elegidos lo han conseguido. ¿Ejemplos? Kennedy, Adolfo Suárez y… Justin Trudeau. Porque nadie nos negará que habrá poca gente sobre la faz de la tierra y en su sano juicio sin que quiera que le represente este enfant terrible de la política actual. ¿Nos equivocamos?
Algunos, de hecho, le llaman el Kennedy canadiense y es que no solo la percha le acompaña. Pertenecer a una de las familias con más solera políticade Canadá tiene su aquel. Honra merece quien a los suyos se parece y ser hijo del polémico Pierre Trudeau (que tiró los trastos a Barbra Streisand en su momento) no lo puede decir cualquiera. De ahí, seguramente que le venga a Justin Trudeau su trasgresión y su marcada heterodoxia. Su padre fue un firme defensor del aborto, el federalismo y la igualdad ante la ley de los homosexuales.
La cercanía con el pueblo llano y una melena que enmarca sus facciones de guaperas de 45 años hacen más que fácil que el voto caiga a su favor. Si a eso le unimos su capacidad para dominar las redes sociales, de convertirse en viral y su matrimonio con una de las presentadoras de televisión más queridas de Canadá, Sophie Grégorie, la ovación del respetable está más que adjudicada.
Y si pensabas que lo habías visto todo y que la simpatía, buen humor y ese carácter incluso hippie pero sofisticado de hijo-cuyos-padres-se-bebian-las-noches-en-el-Studio54 iban implícitos en su cartera atípica de primer ministro de Canadá, estabas muy equivocado. Trudeau también es un as del deporte habiendo competido en boxeo (aún lo sigue practicando dos veces por semana) y demostrando que su perfil de chico atlético universitario lo sabe llevar como pocos en sus encuentros con sus colegas de profesión.
Si ya estás convencido de la pregunta que te formulábamos al principio solo añadir que este fin de semana pasado se le vio la mar de orgulloso en el Pride de Toronto donde no dudó en marchar junto a todos aquellos que festejaban la lucha contra la opresión y discriminación del colectivo LGTB. Un acto al que le acompañaron toda su familia al son de su tweet (porque no dejó de twittearlo) “love is love”, demostrando una vez más por qué queremos que Justin Trudeau pida la doble nacionalidad en nuestro país y se postule para gobernarnos en 2020, fecha a no más tardar. Nuestro voto, al menos, ya se lo ha ganado. ¡Chúpate esa, compostelano!